Capitulo 2

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La reunión se alarga, y con cada palabra que escucho, me doy cuenta de lo que implica realmente ser reina. Las discusiones sobre alianzas, estrategias y asuntos oficiales siguen adelante. Todos me observan con respeto, pero también con una clara expectativa. Ahora entiendo que mi presencia aquí no es para tomar decisiones complejas, sino para aprender a manejarlas. Eso me tranquiliza un poco, porque en este momento siento que ni siquiera sé de qué estoy hablando. Temí que la reunión girara en torno a mis propias inseguridades.

Mientras mis pensamientos se dispersan, veo a Kahir hacerme una señal. Me sobresalto, intentado volver a concentrarme. Me siento distraída. Respiro hondo, buscando calma.

—Disculpen, hoy... no sé qué me pasa.

Mis palabras resuenan en la sala y de inmediato siento que todos los consejeros me observan con atención. Mi despiste es suficiente para dar pie a desviar la conversación.

—¿Lo ve, majestad? Es necesario tomar medidas.

Si no hacemos algo, todos nos ridiculizarán.

¡Por el bien del reino de La Luna Llena!

Solo pensarlo nos da escalofríos.

El aire se hace pesado, y la presión aumenta. Kahir intenta mantenerse sereno, pero la ira en sus ojos es inconfundible. Y parece que no soy la única que lo nota, porque de repente, todos guardan silencio.

Después de un largo suspiro, Kahir habla con voz firme, pero controlada.

—Sé que su preocupación es por el bienestar del pueblo, y lo valoro. Es admirable que actúen con tanta dedicación. Sin embargo, no creo que se deba tomar una decisión tan importante sin consultar a todos los involucrados.

Se vuelve hacia su madre, Sheherazade, con una mirada que pide consejo. Ella lo observa en silencio.

—¿Madre?—Kahir pregunta suavemente, buscando una respuesta.

—¿Sí?, hijo.

—¿Crees que debamos encargar una institutriz para Gina?

Las palabras de Kahir me sorprenden. Parece que han estado debatiendo mi futuro sin que yo lo supiera. El peso de la situación me empieza a abrumar, y siento que todo da vueltas a mi alrededor.

—Creo que Gina tiene la capacidad de seguir aprendiendo bajo mi tutela. Es una joven muy capaz, y aunque no haya recibido educación formal, sabe comportarse cuando es necesario.

El aire se vuelve más denso a medida que escucho sus palabras. El hecho de que hablen de mí, de mis carencias y de lo que debería aprender, me desconcierta. Aún no me he acostumbrado a esta idea de ser "la reina que todos esperan".

Un consejero, con tono autoritario, interviene.

—Entiendan, por favor. Hay cosas que solo un maestro puede enseñarle. Llegará el día en que deberá tomar responsabilidades aún mayores, y sin una educación adecuada, no podrá hacerlo.

 —No se necesita un educador para eso—Kahir responde con firmeza, aunque su postura sigue siendo tranquila.

—Entendido, Alteza. Sin embargo, podría ser útil tener varios maestros, cada uno para un área específica: uno para etiqueta, otro para leyes, y así sucesivamente.

La propuesta llena la sala de murmullos. Kahir se vuelve hacia su madre, buscando su opinión. Ella lo mira, luego me observa a mí. En sus ojos, puedo leer una mezcla de preocupación y resignación.

—Hijo, creo que debes considerar el consejo de estos hombres sabiosInterviene su madre.

Kahir suspira, y su mirada se endurece.

—Está decidido. Por favor, encuentren a los mejores maestros. Las lecciones comenzarán el lunes.

Los consejeros asienten con una sonrisa satisfecha. Ellos ya se sienten tranquilos, pero yo... yo me siento perdida. Todo esto me parece tan ajeno a mi vida, tan distante de lo que imaginaba que sería gobernar.

—¡Que Dios bendiga la decisión del Rey!—exclaman los consejeros, mientras sus rostros se iluminan con satisfacción.

Pero yo no puedo dejar de pensar en lo que esto significa. Un maestro para cada área de mi vida, cada uno controlando una parte de mi ser. ¿Es esto lo que significa ser la segunda persona con mas autoridad? Siento que me estoy desmoronando por dentro, que mi propia identidad se desvanece bajo la presión de cumplir con expectativas que no elegí.

El mareo vuelve con más fuerza. Mis piernas se tambalean y, antes de poder procesarlo, la oscuridad me consume.

Y en ese momento, me desmayo.

Y en ese momento, me desmayo

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Ahora Soy ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora