Ahora Soy Reina

Capitulo 22

Entre tantas cosas no tengo tiempo para visitar el estudio de Kahir, el lugar donde más me gusta recordarlo, todo allí tiene su aroma y sus recuerdos. Me gusta revisar sus libros y notas, aunque... Si no fuera por todo este rollo seguro seguiría triste en mi habitación, o quizás ya hubiera muerto, la tristeza me desgarra día con día, pero tengo miles de personas que ayudar.

Tal como esperaba todos enviaron a sus mejores hombres, incluso hay mujeres con sus hijos, me alegra ver cómo Luna Llena no se da por vencida.

Le pido a Scheherazade, quien sabe mejor que nadie dónde se encuentra cada artículo de la casa, mis antiguos trajes. Son ligeros y lo suficientemente cómodos para el trabajo duro. Ella 

encantada me los trae, me cambio y salgo para ayudar a los demás.

Sacamos todo lo necesario para nuestra gran mudanza, hay odres llenos de agua, canastas de grano y comida, telas, cojines, abrigos y más.

El sol refleja su calor muy fuerte, pero seguimos en pie, en medio de un cargamento y su multitud veo a Simbad, al verme llega a mi encuentro con una sonrisa impecable:

- ¡GINA! Hija mía...

Me abraza fuertemente, pero con un amor demasiado cómodo como para negarme a recibirlo.

Todo lo que me contestó después era magnífico, trajo a amigos de otras partes, con sus granos y sus bienes, no solo para él sino para todos los que lo necesitarán. Juntos seguimos llevando los cargamentos a las afueras de Luna Llena.

El tiempo que ayude en el almacén me ha servido demasiado. Es como si el destino ya tuviera mi camino escrito, aunque... Me hubiera gustado que se acordará de mis tristezas y las hubiera omitido.

Semanas más tarde todo estaba casi listo, era una mañana preciosa, hasta después del desayuno.

Cómo ya es costumbre no me informan nada negativo hasta haber terminado el último bocado. Scheherazade teme que me altere y dejé de comer. Tiene tanta consideración...

Más como suele suceder, cuando más tranquilo se está más intensas se vuelven las dificultades. Cualquiera diría que es una trivialidad sin importancia, una cuestión de si o no. Pero, para mí, era cuestión de vida o muerte.

Al retirarme de la mesa un sirviente me formuló la pregunta más aterradora del planeta:

- Alteza, ¿Desea dejar las posesiones del rey en palacio? Si las llevamos podrían volverse una carga.

Soy consciente de que el deber va antes del corazón, pero... Siento el deber con él ¿No es así?

Me pierdo entre tantos pensamientos que olvidó porque empecé a considerar dejar en el olvido las únicas cosas que aprecio con ilusión de este palacio.

Me trae a la realidad el calor que siento en mi hombro, Light me mira con una dulzura poco habitual, me susurra al oído:

- No dejaremos nada, empacarán y se llevará todo, sin importar que...

La complicidad que me faltaba ahora está ante mí, me dirijo al sirviente nuevamente con una sonrisa pícara en los labios:

- Mi consejero principal tiene razón, llevaremos cada parte del palacio con nosotros, así que empaca las cosas del rey

- Como usted pida majestad

- Gracias...

Esa expresión de gratitud es la más sincera que he dado desde ese día hasta el sol de hoy.