Capítulo 10

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"Tengo que irme lejos, vendré en unos meses. Y quiero que tú dirijas Luna llena en mi ausencia." Esas palabras me estremecen de temor.

—¿Te irás?Mi alma se quiebra un poco. No es que no lo esperara—¿Por qué?

Kahir no responde de inmediato. Mira al horizonte, buscando las palabras adecuadas, y yo no puedo evitar mirarlo con más intensidad, tratando de entender lo que no me está diciendo.

—Es algo que debo hacer. Es un viaje importante y no lo puedo evitar— Normalmente me dice todo a detalle y con antelación ¿que es diferente esta vez?—Quiero que tomes mi lugar, Gina. Sé que puedes hacerlo.

La sensación de incredulidad y miedo se instala en mi pecho, mientras mi mente lucha por aceptar lo que me está diciendo.

—Kahir, yo no puedo, no sé...— Una vez más soy vacilante, incapaz de articular lo que realmente siento.

—Tú puedes, yo lo sé. Eres una mujer llena de energía e ingenio. Sé que eres la más indicada—Su tono es firme, pero hay suavidad en sus ojos, expresando su entera confianza.

—Te equivocas, yo... Soy, no puedo, no estoy preparadaInsisto, buscando alguna forma de evitar aceptar esa carga. La responsabilidad es más grande que yo.

Kahir me toma del mentón haciéndome mirarlo:

—¿Dónde quedó la Gina que puede con todo? La dama que más ama mi corazónEn sus palabras lleva ternura y reproche, este hombre es impresionante.

—Sigue aquí, ella puede con todo, pero no con una responsabilidad así. 

Kahir se levanta lentamente, mirando al cielo con preocupación. El silencio se extiende entre nosotros, y siento el peso de sus expectativas. No quiero decepcionarlo, pero no sé si soy capaz de tomar una decisión tan importante. No se si soy capaz sin él.

Me levanto también, mi corazón late con fuerza mientras me acerco a él. Lo abrazo por la espalda, apretando con suavidad, intentando transmitirle a través de mi abrazo que lo apoyo, aunque mis dudas sigan pesando en el pecho.

Está bien. Si tú piensas que puedo, lo haré. 

Kahir sonríe agradecido volviéndome a arropar contra él. Sus palabras me han tocado, y aunque el miedo sigue ahí, lo respeto demasiado como para no intentarlo. Si él cree en mí, entonces yo también debo creer.

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Algunos días después, al levantarme, me vestí con mi mejor gala, la que suele ser la más elegante, pues debo despedir a mi amado y atender todo lo que dejo a mi cargo. Este día será diferente, y eso me motiva a mantener la compostura.

Al salir del palacio, Sheherazade me saluda con su usual sonrisa cálida, pero esta vez hay algo en su mirada que delata cierta preocupación. A su lado, hay muchos sirvientes, guerreros bien entrenados y equipaje cargado. No parece un viaje sencillo, y eso me inquieta aún más.

Kahir se encuentra un poco más adelante, observando el bullicio de los preparativos. Cuando me ve, me dedica una sonrisa pequeña y me saluda con la mano. Le respondo el saludo con un gesto, y aunque mis labios se curvan en una sonrisa, dentro de mí hay una sensación de vacío. Él se vuelve hacia sus hombres, retomando su concentración en los preparativos del viaje.

Mientras espero, varios caballeros se me acercan. Algunos se disculpan por no asistir a nuestra boda, y yo los entiendo. Tienen responsabilidades enormes, y su lealtad hacia el reino es incuestionable. A pesar de la formalidad, puedo notar en sus ojos la admiración, y eso, de alguna manera, me reconforta.

De repente, un hombre se acerca junto con Kahir. Levanto la cabeza con dignidad y los saludo con cortesía:

—Buenos días.

—¡Mi reina!—La voz del hombre suena llena de energía, y cuando me ve, hace una reverencia profunda. Su trato, tan formal y respetuoso, me sorprende y me... ¿halaga? No estoy acostumbrada a ser tratada de esa manera.

—Gina, te presento a Asur. Es mi hombre más confiable. Él te pondrá al tanto de todo lo que necesitas saber.—Kahir habla con una confianza plena en este hombre, lo que me hace sentir más segura.

—Mi hermosa reina, cuando me enteré de que una mujer dirigiría el reino durante este tiempo, me alarmé un poco, pero me han contado muchas de sus hazañas. Es usted una mujer valerosa, y prometo serle de total utilidad.

Asur me observa con una intensidad que me hace sentir más viva y, sus palabras realmente significan algo profundo.

—Bueno... Yo...Mi mente da vueltas buscando la respuesta adecuada. No sé si debo aceptar tan fácilmente su halago, pero quiero mostrarme digna del título que ahora porto.

Kahir hace un gesto discreto, llevándome a la tranquilidad. Respiro profundamente y, finalmente, contesto con firmeza:

—Muchas gracias, joven Asur. Me siento tranquila al saber que puedo contar con usted—Mis palabras son sencillas, pero sinceras. Si este es en quien Kahir confía tanto como para dejarlo junto a mí, entonces debo poner mi fe en él yo también.

Con eso, Asur me hace una inclinación más y se retira, dejando que mis pensamientos se centren nuevamente en el futuro que se avecina. El tiempo avanza, y el viaje de Kahir se acerca a su comienzo. Al cabo de unas horas, él y sus hombres finalmente parten. 

Verlos marchar me provocan miles de sensaciones. Por un lado, siento una profunda admiración por su valentía, pero por otro, el vacío de su ausencia comienza a calar hondo en mí.

Los caballos avanzan hacia la puerta del palacio, y mientras Kahir se aleja, me quedo allí, observando cómo su figura se desvanece entre las sombras de la mañana. Mi pecho se aprieta al ver que se aleja, pero no puedo hacer nada para detenerlo.

Es un viaje peligroso, y aunque trato de mantenerme positiva, ruego al cielo que regrese sano y salvo.

Es un viaje peligroso, y aunque trato de mantenerme positiva, ruego al cielo que regrese sano y salvo

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Ahora Soy ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora