Capitulo 17

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El corazón se me detiene por un segundo. Un estremecimiento recorre mi cuerpo, y siento el impulso irrefrenable de correr hacia él, pero sé que es demasiado peligroso. No puedo arriesgarme de esa forma.

Llamo a parte del ejército y les ordeno que busquen en los alrededores de la zona Este, en busca de cualquier rastro de lo que pudo haber sucedido. Salen de inmediato, mientras yo me quedo, inquieta, dentro del palacio, deseando estar en otro lugar, donde pudiera hacer más, donde pudiera estar con él.

La mañana siguiente, la luz del sol entra suavemente por las ventanas del palacio. Hoy, decidí no ser reina. Hoy soy una esposa preocupada. Me pongo uno de mis viejos vestidos y me dirijo a la cocina. Se dice que una reina no debe ocuparse de limpiar ni de arreglar, pero hoy no me importa. Hoy no soy una reina, soy alguien que busca distraerse, aunque sea por un momento en lo único que se le da bien.

Escucho voces afuera. Varias personas me llaman por mi nombre, pero yo sigo con lo que hago. La gente espera que esté en clases de leyes, pero hoy estoy horneando. Jamás me encontrarán aquí, aunque se supondría que no debería hacerlo.

Cuando abro el horno, un intenso aroma dulce llena la cocina. Las galletas han quedado perfectas, como siempre, a pesar de ser mi perdición ya que seguro me delataran. Pero afuera, las voces se intensifican.

—¿Sienten ese aroma?

—No, ninguno.

Yo sí, solo hay algo que huele tan bien en este mundo.

La puerta de la cocina se abre, y allí está Light, con la boca hecha agua.

—¡Aquí estás! Dame una galleta.

—No te daré nada.

—Gina... Solo una, por favor.

Mientras Light insiste con su solicitud, no puedo evitar reírme, aunque los demás están visiblemente sorprendidos.

—¿Alteza?

—¿Qué ocurre?—Cuestiono.

—¿Es usted?

Light, perdiendo la sonrisa divertida, interrumpe:

—Sí, es ella. ¿Tiene algo de malo?

—No, no señor.

—Entonces, fuera de aquí. Ya encontramos a la reina, está a salvo.

Todos asienten, avergonzados, y se marchan. Light me mira con picardía y se acerca a mí.

—Listo, ya te ayudé con ellos. Dame mi galleta.

—¿Solo me ayudaste por una galleta?

—No, también porque no mereces ese trato.

—Gracias.

Tomo las galletas de la cesta y salgo de la cocina.

—¡Gina! No huyas.

—No estoy huyendo.

—¡Dame una galleta!

Corro por el pasillo riendo, mientras Light me persigue, como si fuéramos niños. No puedo evitarlo; lo disfruto demasiado. Light no logra alcanzarme hasta que freno de golpe al ver a un soldado frente a mí.

—Alteza—Acata el protocolo sin prestar atención a mi comportamiento

—Mi soldado—Le respondo, sorprendida y apenada

Nos inclinamos ante él, y él continúa con la noticia:

—Ya han vuelto los hombres del Este.

—¿Traen noticias?

—Así es.

El soldado saca algo de su bolsa y me lo enseña. Es un turbante azul, rasgado y maltratado, el mismo con el que Kahir salió de casa. Mis manos tiemblan, y las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos. La desesperación me ahoga, y sin poder evitarlo, caigo de rodillas al suelo.

Light se arrodilla junto a mí, envolviéndome en sus brazos. Sus palabras son suaves, pero firmes, llenas de una protección que no sabía que necesitaba.

—Aquí estoy, Gina. Yo te protejo.

Las lágrimas no dejan de caer, pero su abrazo me da algo de consuelo. Sin embargo, el temor por Kahir sigue en mi corazón, y no sé qué hacer ni qué pensar. 

—No estás sola, Gina. Yo estaré aquí, siempre que me necesites.

Eso no me alivian del todo. Kahir sigue estando allí, en mi mente, y la incertidumbre de su paradero me consume. No sé qué hacer. No sé cómo seguir adelante sin saber si está bien. Pero lo único que puedo hacer ahora es confiar.

Me levanto con esfuerzo, ayudada por Light, y respiro profundamente. No puedo seguir hundiéndome en la desesperación. Tengo que ser fuerte, como siempre lo he sido.

—Gracias, Light—Mis palabras salen entrecortadas, pero son sinceras. Siento su mano sobre mi hombro, firme y reconfortante.

El soldado que me trajo las malas noticias sigue de pie, esperando. Siento que debo tomar el control de la situación, aunque mis emociones estén al límite.

—Deben seguir investigando. una prenda no es suficiente, vayan. Ahora—Mi voz es más dura de lo que me siento, pero tengo que actuar. No puedo quedarme aquí esperando.

Light me observa por un momento, aunque puedo ver en sus ojos que también está preocupado.

—Iré a.... mi habitación—Digo dubitativa y me refugio allí, frustrada de no poder ir yo misma a buscarlo. 

 

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Ahora Soy ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora