¡Necesitamos al gigoló!

Capítulo XXIII

Marcos aprovecha, que estoy devorando con la mirada a mi supuesto novio, para agarrarme de los brazos y elevarme por los aires.

- ¡Suéltame ahora mismo, tarado! - le grito a Marcos y consigo ensartarle una patada, me suelta y me escondo detrás de Sergio pensando que él me protegería.

Que ilusa soy.

Sergio se aparta dejándome completamente expuesta, Marcos me mira divertido mientras yo solo mantengo mi enfadada mirada en Sergio.

Mi hermano es inteligente y me agarra de los brazos, empiezo a patalear, pero lo que nunca me esperé fue que Sergio se aliara con Marcos. Mi presunta pareja me agarra de las piernas, empiezan a caminar hacia la piscina listos para lanzarme.

- ¡Eres un chaquetero! -bramo mirando a Sergio que solo se ríe divertido, al igual que mi hermano.

- ¡Tírala tío! - grita Antonio mientras se ríe divertido por la situación.

Le doy una patada en el estómago a Sergio que me suelta los pies para llevarse las manos a la zona golpeada, mi hermano se distrae mirándolo y me libro de su agarre rápidamente.

Aprovechando que Sergio sigue lloriqueando como un bebé, lo empujo al agua. Tenía la ropa puesta, pero me viene importando poco, me giro viendo como mi hermano mira a su compañero de batalla en el agua sorprendido.

- ¡Ataca! - le digo elevando los brazos, creo que se nota que tengo ganas de gresca - ¡He visto flanes con más huevos que tú! -provoco a mi hermano escuchando las risas de las personas que nos acompañan.

Consigo la reacción que deseaba, mi hermano corre hacia mí con claras intenciones de empujarme al agua, pero me aparto elegantemente de su trayectoria. Marcos intenta retroceder, pero le empujo riéndome.

Las risas aumentan y yo sonrío divertida viendo a mis contrincantes en el agua, Marcos bufa quitándose el pelo de la cara para levantar su dedo del medio en mi honor.

Sergio sale del agua empapado quitándose la camiseta mojada, deleitándome con su torso trabajado. Me acerco a el sin saber muy bien qué decirle.

-¿Está buena el agua?- le pregunto inocentemente sacándole una carcajada.

- Estaría mejor si te metieses conmigo- me guiña el ojo divertido sacándose los pantalones cortos quedándose en un bañador blanco, que le queda demasiado bien.

Le agarro de la mano y lo arrastro lejos de las miradas curiosas de mis familiares. Aprieto mis labios un poco nerviosa, porque no sé si quiero saber porqué está aquí ya que si me deja en la friendzone otra vez yo ya no aguanto tantos mazazos en tan poco tiempo.

-¿Cómo sabías que estaba aquí? -le pregunto finalmente mientras me cruzo de brazos.

-Digamos que un pajarito me lo ha hecho saber- dice sonriendo de lado mirando algo a mis espaldas, me giro para saber lo que mira y veo a mi mellizo levantando su cerveza hacia nosotros sonriendo.

Puto chivato

-No tendrías por qué haber venido- le digo mirándolo, se aparta el pelo mojado de la cara mientras levanta suavemente los hombros.

-Pensé que estaría bien practicar un poco más para la cena- dice mirándome, giro la cara mirando a mi sobrino disparar agua a Diego. Hago una mueca analizando sus palabras, sé que él quiere que todo salga bien porque es su trabajo, pero a mí ya me da igual todo.

Me importa una mierda mi ex y su nueva novia, me dan igual mis antiguos compañeros, me da igual todo el mundo. Solo quiero que él deje de pensar en esa mierda de cena, lo cual es un tanto contradictorio porque le llamé para eso.