Capítulo XII

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Yo os dije que las únicas formas que yo tenía de liberar tensiones y mala hostia son follando, bebiendo o dando golpes. Como hoy el gimnasio no abría porque es festivo pues hoy Carla y yo saldremos a celebrar mi polvo fallido de ayer.

Me enfundo en un vestido rojo con un escotazo increíble que me llega hasta la mitad del muslo y lo complemento con unos tacones negros con los que llego al metro setenta y cinco.

Mis imprescindibles labios rojos con un maquillaje en tonos tierra que resalta mis ojos verdes. Cojo mi cartera y voy al salón para empezar a preparar el calentamiento de esta noche.

Carla llega en diez minutos con su marido, Fran, porque necesitamos a alguien que nos lleve cuando vallamos borrachas como cubas.

En dos vasos de chupito preparo mi maravillosa mezcla, vodka spirytus un vodka polaco que me trajo Hugo cuando fue de viaje. Una de las bebidas alcohólicas más fuerte del plante y es perfecto para ir empezando.

Me siento en el sofá mirando el móvil, más bien la conversación con Sergio, que después de lo de ayer solo me ha preguntado por el puto pie.

Siendo lo único que quiero yo es una follada de ese hombre, pero bueno.

La puerta se abre y entra Carla sonriente con Fran detrás. Me abraza y la abrazo deseosa de la noche de hoy.

-Hola zorra- la saludo cuando se sienta a mi lado.

-Hola guarra- dice y Fran se sienta en la butaca delante del sofá.

-Hola Daf- dice Fran acostumbrado a nuestros originales saludos.

-Hola Fran- sonrío de lado.

Una cosa que siempre estaré de acuerdo con mi amiga es que su marido es increíble, porque Carla se buscó a un hombre que la cuidara a ella y de paso me aguantara a mi borracha.

- ¿Para mí no has preparado nada? - pregunta Fran viendo como su mujer se lanza a por él chupito.

- ¡Ah sí! Espera- digo y voy a la cocina, vuelvo al salón con la bebida en mis manos y se la extiendo sonriendo divertida- Una Coca-Cola que hoy tienes mucho trabajo, y es zero azúcar -le guiño un ojo divertida escuchando las risas de mi mejor amiga.

Vuelvo a mi sitio y agarro mi chupito siendo imitada por mi fiel amiga.

-Con estilo y elegancia esta noche se vuelve en ambulancia- recitamos nuestro mantra antes de beber.

Nos tomamos rápidamente los chupitos y quince minutos después acabamos de llegar a la cola de la mejor discoteca de la ciudad. Le hago una seña a mis acompañantes y ambos me siguen hasta el principio de la cola escuchando quejas de las personas que la forman.

Saludo al portero y nos deja pasar sin problemas, esto es el resultado de diseñarle la casa al dueño de la discoteca más privilegiada de la zona.

Nos metemos en la zona VIP y encargamos una botella de vino blanco, cuatro cubatas y otra Coca-Cola para Fran.

Me bebo mis dos cubatas y ya voy bastante contenta pero hoy solo quiero olvidarme del ridículo que hice ayer.

Bajo con Carla, quien ya va bastante mal porque le sube más rápido que a mí, a la pista y bailamos durante por lo menos diez canciones hasta que nos entra sed y volvemos con Fran.

Agarro la botella de vino blanco dándole un par de sorbos mientras inspecciono la zona, con deciros que estoy más caliente que una plancha del Mc Donald's os sirve para imaginaros las ganas que tengo de darle al tema.

Al no encontrar ningún objetivo de buen ver voy al baño, aún con la botella, dejando solos a los dos tortolitos que se estaban dando el lote.

Me saco el teléfono del sujetador y mientras meo miro los mensajes que tengo, de Javi, de mi madre, de un compañero de trabajo...pero ninguno de Sergio.

¡Necesitamos al gigoló!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora