Capítulo 3: ¿Nos reconoces?

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NARRA BROOKE

Quiero salir de aquí. Tengo frío, hambre, sueño. No sé donde estoy ni cuanto tiempo llevo aquí. Solo puedo sentir dolor mientras no paro de retorcerme y ver imágenes horribles. Todo está oscuro y tengo miedo. Me hice un ovillo en el suelo mientras lloraba. ¿Quién era?¿Quienes eran todas esas personas que aparecen ahí? Los había visto morir de todas las maneras. Solo recordaba el nombre de un heterocromático con el pelo de dos colores. ¿Quién era él? ¿Dónde están mis padres?

- Brooke - dijo la voz de un hombre. Él y una chica habían estado visitándome últimamente. Pero no servía de nada. No podía moverme de donde estaba a pesar de que intentaban llevarme con ellos. Era frustrante.

- ¿Tú otra vez? Déjame en paz.

- Quiero ayudarte, todos están muy preocupados. No estas sola.

- No es lo que siento... No quiero que me des más esperanzas, solo deseo... - morir. La voz se me quebró y empecé a llorar de nuevo. No era fuerte. No sabía cuanto tiempo más aguantaría esta situación.

- No te rindas, encontraremos la forma, por favor.

- Cada vez que vienes me siento peor. Lárgate.

Ese hombre hizo lo que le pedí y se fue. ¿Estaba muerta?¿Qué coño pasaba? Tiempo después volvió a aparecer la mujer. Ella era más simpática. Me explicó que venían de fuera, donde yo me encontraba en coma, que con sus particularidades habían conseguido acceder a mi. Que usaban mucha energía suya y parte de la mía para conseguirlo. Que aún no sabían como despertarme, pero que hacían lo que podían.

Intentaron que usara mi particularidad. ¿Qué mierdas es eso? Por lo visto tengo poderes. Pero.. ¿de qué me sirven si estoy condenada a sufrir hasta que mi cuerpo no pueda más y muera?

Al tiempo las visitas se hiceron cada vez más cortas, creo que estaba empezando a agotar mis últimas reservas de energía. Mi cuerpo estaba consumido y mi cabeza también. Apenas recordaba a estas dos personas que me ayudaban.

- Si tan solo hubiera llegado antes... espero que esté en un lugar mejor ahora. Haré lo que sea por vengarla y que se sienta orgullosa de mi. - oí una voz ronca. La reconocía. Creo que pertenecía a un chico rubio. Ese chico había sido torturado en mi cabeza de mil formas, sentía pena por el.

- Esto es demasiado duro, era mi mejor amiga. ¿Qué le diría si la tuviese delante? Que la quiero, que estoy a su lado y que los dos seremos unos héroes increíbles - esto ultimo lo dijo con la voz quebrada. A este lo reconocía de sobra, era Todoroki. ¿Pero por qué lo reconocía? ¿De donde salían esas voces?¿Acaso había gente luchando aún por mi en el exterior?¿Era importante para ellos? Mis padres eran las únicas personas que reconocía de verdad. Los necesito tanto... 

- Necesito que vuelva, no podré hacerlo sola - dijo la voz de una chica. Parecía simpática.

- Cariño. Ven a casa. Queremos viajar a muchos sitios y necesitamos a nuestra pequeña... - la voz de mi madre sonaba débil y me llenó de tristeza.

- Te necesitamos - dijo ahora mi padre. Empecé a llorar.

Quería volver. Quería abrazar a mis padres, agradecer a todos los que me querían y volverlos a conocer. Quería aprender más a cerca de esos supuestos poderes que tengo. No quería estar sola. Quería vivir.

- Vamos, Brooke. Ya queda poco. Corre. Corre. ¡CORRE! - De repente un gran rayo cayó sobre la ventana al momento que abría mis ojos. ¿Dónde estoy?¿Esto es... un hospital? El rayo había hecho que se estropease la luz. Vi máquinas a mi alrededor. Bastantes caras que no reconocí. Las personas que me hablaban para guiarme estaban desmayadas en un sillón. Mis ojos trataron de acostumbrarse a la poca luz. ¿Estaba viva?

Lo siguiente pasó muy rápido. Varios médicos vinieron a comprobar mis constantes vitales. Empezó a entrarme pánico, no conocía a nadie. ¿Y si esto no es la vida real, si no otro escenario de mi cabeza? Empecé a retorcerme mientras gritaba y tuvieron que atarme a la cama. Joder, no había despertado aún, pero se sentía demasiado real. ¿Qué iban a hacerme? Observé a una enfermera con una aguja. ¿Me envenenarían? De repente, me quedé dormida.

Al despertar volvía a estar atada en la cama de hospital. Mis padres se levantaron corriendo y se acercaron a mi. Me abrazaron. Por un momento me sentí tranquila en sus brazos. Seguro que esto era otra paranolla, pero por lo meno había sentido la tranquilidad de un último abrazo.

- Cariño, has vuelto - decía mi madre entre lágrimas. Yo la miré pero no dije nada.

- ¿Nos reconoces? - preguntó mi padre.

- Por ahora... ¿Cómo vais a morir hoy? - pregunté tranquila. Ellos me miraron en silencio con el ceño fruncido. - ¿Hoy toca sorpresa? Vale, estaré esperando, total, no puedo hacer nada más - empecé a decir para mi. Se acercaron varios médicos que me decían que había vuelto y comencé a reír. Mi cabeza era ingeniosa. Había logrado reproducir todas las sensaciones reales. Empecé a llorar de la risa.

- Esto es un problema... - me miraron preocupados y yo no podía parar de reír. ¿Para que tanto espectáculo si acabarían torturando a mis padres? - Esperemos que no haya perdido la cabeza.

- Por mi, empezad cuando queráis, tengo todo el día, o la noche. Ya he visto miles de muertes y torturas, mi pan de cada día - dije secándome las lágrimas.

Pasaron los días y seguía en la cama del hospital. Joder, esta paranolla estaba durando demasiado. Además podía comer y dormir. Algo nuevo. Aunque intentaba no hacerlo. Tenía miedo de dormirme y que al despertar estuviese de nuevo en ese cuarto negro.

- Tienes que dormir - dijo un hombre al lado de mi cama con muchas vendas en el cuello y el pelo negro y largo.

- Y tu tienes que cortarte el pelo. A ti también te he visto morir. ¿Qué haces vivo aún?¿Es el espectáculo final?

NARRA AIZAWA

Nada. Llevábamos días intentando hablar con ella. Solo hablaba con sus padres. Le he enseñado fotos y videos de ella con sus compañeros y no los reconoce. Solo a Todoroki. Me preocupaba seriamente su estado mental.

- Decidme que habéis descubierto algo - dije cuando los médicos nos pidieron una reunión.

- Es preocupante, pero no está todo perdido - sus padres se miraron. Pobrecitos, yo apenas podía mirarlos  a la cara, su hija estaba así porque un incompetente como yo no fue capaz de protegerla. - Brooke se cree que sigue encerrada en su cabeza. Tiene una actitud de indiferencia debido a la sobreexposición al dolor. Podríamos cortarle los dedos de la mano y ella comenzaría a reír o incluso decapitar a gente delante de sus narices sin que se inmutara. Ella está viva pero tiene la cabeza en otro sitio. Piensa que todo esto no es real. Esperemos que conforme pasen los días deje de pensar eso. Pero entonces será peor. Comenzarán los ataques de pánico, la automutilación y la soledad.

- ¿Sobrevivirá a esto? - preguntó su madre preocupada.

- Su estado mental no es bueno, quizás sería bueno encerrarla durante un tiempo, hasta que empiece a ordenar su cabeza de nuevo...

- NO - Dije levantándome de la silla. - No le hará ningún bien estar encerrada entre cuatro paredes, sin poder ni siquiera rascarse la nariz y rodeada de personas que ni conoce ni sabe a que se dedican. Nos encargaremos de que sufra el menor daño posible - comenté mirando a sus padres y estos asintieron.

- Mi hija no está loca - dijo su padre con firmeza.

- Es demasiado pronto para esa afirmación. Señor Shuzuki.

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Pobre Brooke... ¿Cómo será el reencuentro?

¡Voten y comenten, os leo!

¡PLUS ULTRA!

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