Capítulo 24: Shigaraki quiere verte

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Me levanté con los ojos hinchados y un dolor de cabeza enorme. Al principio no sabía donde estaba, pero al ver los posters de All Might reconocí la habitación de Bakugou. Con mucha pereza me giré y vi que estaba haciendo flexiones en la habitación. 

- Buenos días... - dije de manera tímida mientras me desperezaba.

- Eres una puta marmota - fue lo único que dijo antes de seguir haciendo ejercicio. 

Me acordé de Todoroki y mi corazón se estrujó. Me había dolido tanto verlo así que no sé como iba a mirarlo a la cara. No podía ignorarlo eternamente, pero no quería hablar con él de momento. Mi cabeza daba vueltas. Necesito...

- Deja de darle vueltas a lo que sea que pienses y baja a desayunar. Como soy el mejor chico del mundo te he hecho tortitas, están en el frigorífico con un papel con tu nombre - dijo sonrojado - Si no las quieres me las como yo, idiota. O se las puedes dar al pelirrojo.

- Gracias - le dije sonriendo e incorporándome.

- No hace falta que me las des, son las que me sobraban.

- Aún así gracias por todo - me acerqué a abrazarlo y él se tensó un momento pero me devolvió el abrazo.

- Eres como un grano en el culo a veces.

Salí de la habitación para tomar algo, me moría del  hambre. Vi las tortitas en el frigo y no pude retener la risa ante la nota que había.

"Malditos extras, si no queréis morir calcinados no os acerquéis a las tortitas, encontraré al que lo haga. Con cariño y ganas de pelea: El rey de las explosiones asesinas"

El día lo pasé en el cuarto de Mina, teníamos algunas tareas que hacer a pesar de estar con el campeonato. Mina me dijo que me olvidase de ese imbécil y yo intenté evitarlo. No quería saber nada de él. Mi amiga se enojó enormemente al saber lo que pasó anoche, quiso ir a su cuarto de inmediato pero Ochacco y yo conseguimos pararla.

 Mi amiga se enojó enormemente al saber lo que pasó anoche, quiso ir a su cuarto de inmediato pero Ochacco y yo conseguimos pararla

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Shoto intentó hablar conmigo varias veces pero todas lo ignoré. Mai estaba pegada a él todo el rato y aunque Shoto parecía no hacerle caso e intentar enmendar su error haciendo cosas para sorprenderme, a veces simplemente se dejaba abrazar o se iba con ella. Era un jodido idiota. Me dolió demasiado lo que hizo y no se lo iba a perdonar tan fácilmente. La semana que tocaba eran combates individuales. Yo quedé eliminada en la primera ronda del campeonato debido a mi lucha agresiva. Necesitaba sacar todo el dolor que tenía y acabé lastimando seriamente a mi contrincante, así que me eliminaron. 

Shoto me intentó hacer la comida varias veces, hablar conmigo en mi cuarto e ir detrás de mi. Hasta que al cuarto día Kirishima habló seriamente con él para que no se acercase a mi. Con Bakugou no había cambiado nada. Aunque ya no nos llevábamos tan mal. Estaba realmente enamorada de Shoto y noté que esto me había dolido mucho más que lo que el me hizo. 

Salí a entrenar un poco al gimnasio para descargar energías. La mayoría de personas estaban en el estadio viendo los combates de tarde, por lo que podía entrenar sola y sin problemas. Me centré en hacer cardio y boxeo. Necesito sacar la rabia. El deporte es lo único que puede relajarme ahora mismo.

Mientras golpeaba el saco empecé a sentir un poder emanando de mí, un poder parecido a una corriente eléctrica que se extendía desde mi celebro a cada célula de mi cuerpo. De pronto recordé algunos sueños que me han rondado la cabeza estos días. Últimamente los recuerdo más vívidos, como si fuesen recuerdos. Me encontraba en una superficie blanca, rodeada de la nada misma. Todo estaba negro y no se oía ningún ruido. Esa sensación de vacío me erizó la piel, no hacia viento pero mi cuerpo se sentía frío. De repente ante mi encontré una manta que proporcionaba un calor bastante acogedor. Al ponérmela me senté en el suelo a pensar qué era ese lugar. Gracias al calor el sueño se fue haciendo presente. Al levantar mi vista pude encontrar una cama. ¡Qué conveniente!

Llevaba varias noches soñando con ese lugar en donde todos mis deseos se materializan, incluso notando un cambio en mi realidad, apareciendo ante mi aquellos objetos o personas en los que pienso. Golpeaba el saco sin control y pude sentir como un humo rojo salía de mi, y automáticamente mi cuerpo se relajó. Era exactamente como visualizaba mi rabia. Me asusté y paré de pensar en todo lo que me rondaba la cabeza. El humo desapareció.

Estuve por dos horas allí. Ya era de noche y podía ver las ultimas luces del estadio a través de la ventana. Debería enfocarme en mi y dejarme de chicos. Pensaba en todo eso cuando vi una sombra en el reflejo del cristal. 

Cuando me giré sobresaltada no había nada, pero podía jurar que vi los mismos ojos que en aquel callejón. Entonces escuché una risa en mi cabeza pero la bloqueé. Me habían dado clases para controlar los poderes psíquicos. Mi cuerpo se tensó y todo mi yo se puso en alerta. Miraba hacia todos lados pero no veía nada. De repente las luces se apagaron. Mierda.

- ¿Quién coño anda ahí?

- ¿Así me recibes? Te he echado de menos, bonita - dijo una voz desagradable y me paralicé. La conocía. Era su voz, eso si podía recordarlo. Entonces DaiMaind apareció ante mi con su asquerosa sonrisa. Su rostro estaba aún más desencajado y lleno de cicatrices, y sus ojos se estaban poniendo amarillos.

- No te atrevas a acercarte a mi - fue lo único que pude decir con voz temblorosa. Joder.

- ¿Por qué tienes miedo? Solo quiero hablar....

- Yo no, en cualquier momento vendrán a por ti, maldito asesino - corrí para coger mi móvil pero él fue más rápido y me lo arrebató de un golpe.

- De entre todas las personas posibles, tenías que ser tú... jodidamente interesante y a la vez frustrante... - decía para sus adentros - Parece una puta broma - empezó a reír de forma escandalosa y mi cuerpo empezó a temblar.

- ¿Qué es lo que soy yo? - le pregunté como pude y el se acercó a mi, pude oler su puto aliento putrefacto y me eché hacia atrás hasta dar con el cristal.

- ¿Aún no lo sabes?¿No te lo han contado esos putos héroes? - yo le miré confusa - Está bien... mmm... yo quiero matarte, pero creo que aún no es el momento. Estoy jodidamnete cabreado porque lograste sobrevivir a mi ataque, y solo pienso cada día en si sería mejor retenerte y matarte lentamente o descuartizarte y mandarle tus partes a tus seres queridos como recuerdo - me estremecí al oírle y el aire se escapó de mi pecho.- Quiero que vengas conmigo a la sede de la liga, Shigaraki quiere verte. 

- No pienso moverme de aquí - le dije tras un momento de silencio. ¿Para que me quería la liga?¿Qué pasa?¿Que es lo que no me han contado los héroes? 

- Ohh créeme que lo harás, si no es ahora es más adelante, te obligaré a hacerlo si no quieres que nadie más sufra por ti - comenzó a reír y se fue alejando de mi. 

De repente las luces se encendieron y vi a Bakugou mirándome con el ceño fruncido. Moví mi cabeza hacia todos lados pero no había ni rastro de DaiMaind. 

¿Estas bien? Parece que has visto un fantasma. ¿Te estas volviendo loca otra vez? - preguntó Bakugou mirándome con una ceja levantada.

Yo no pude articular palabra. Simplemente salí de ahí lo más rápido que pude.

- EH, imbécil, no me ignores...

Dejé a Bakugou en el gimnasio y corrí hacia la residencia. Aún estaba alerta por si aparecía ese maldito asesino pero llegué tranquila.

- Eh... Brooke... ¿Estas bien?  - Iida me paró. Yo no podía dejar de temblar y comencé a llorar. Iida no comprendía nada. Me derrumbé en sus brazos.

- Él... está aquí...ha...venido - dije entre sollozos.

- ¿Quién?

- Dai...Daimaind... - Iida se puso blanco, pero no dudó ni un momento en cargar conmigo hasta el despacho de Aizawa. 

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¡Ya ando de vuelta! Perdonen mi inactividad, ha sido una época un poco dificil para mi, estoy lidiando con muchas cosas y simplemente no encontraba el momento ni la inspiración para escribir. Espero actualizar más seguido, terminaré la historia, no se preocupen por eso. Gracias por seguir conmigo.

¡PLUS ULTRA!

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