El teléfono

41 6 5
                                    

EJERCICIO DE ESCRITURA Nº22

Para realizar el ejercicio tienes que escribir una historia, de la longitud que quieras, que:

1. Incluya las palabras: billete, secreto y barrio.

2. Comience con la frase: El teléfono comenzó a sonar de madrugada.

Así de sencillo. Una frase de inicio a modo de disparador y tres palabras para incluir a lo largo del relato.

Ahora el ejercicio:

Una llamada de trabajo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una llamada de trabajo

El teléfono comenzó a sonar de madrugada y Ashling se despertó en el mismo instante en el que la voz ronca y cansada de su padre contestaba. Agudizó el oído para ver si era capaz de entender algo de la conversación, pero el murmullo suave no le dejaba comprender nada.

Ash supo que no volvería a dormirse enseguida, por lo que decidió levantarse para prepararse un vaso de leche caliente. En un principio no era su intención parar la oreja tras la puerta medio abierta del dormitorio de su padre, pero se encontró allí de todas formas, escuchando con atención, como si tras esa sencilla puerta de madera se encontrara el mayor secreto del mundo escondido.

—...y estaré allí tan pronto como pueda —le decía su padre a quien quiera que estuviera al otro lado de la línea.

Ashling había escuchado suficiente con esa media frase, para hacerse una idea de lo que le aguardaba el nuevo día que aún no había empezado. Su padre acudiría al trabajo aunque fuera su día libre. Por una razón u otra, el trabajo siempre había sido más importante que pasar un día con su única hija. Con una punzada de culpa, Ash recordó que no siempre había sido así, quizá si su madre siguiera viva...

Desterrando aquellos oscuros pensamientos de su mente, Ashling fue a la cocina y siguió con su idea inicial del vaso de leche caliente. Estaba terminándolo, cuando su padre apareció en la puerta de la cocina con aspecto cansado, pero decidido.

—Ash, cariño, sé que habíamos quedado en que este día lo íbamos a pasar juntos en el mercado Navideño del barrio del centro, pero ha surgido algo importante y tengo que ir a la comisaría.

—Vale papá, no te preocupes por eso —le contestó Ash intentando disimular la tristeza que todo esto le producía y fracasando miserablemente—, pero es una pena que no puedas disfrutar de tu día libre.

Su padre la miró como si fuera la primera vez que la veía en mucho tiempo. La sorpresa en sus ojos dejó un regusto de culpa en Ash, porque ella sabía que tan sólo unos días atrás, hubiera discutido esa decisión de su padre hasta el cansancio.

—Prometo que arreglaré esto lo antes que pueda y volveré a tiempo para...

—Déjalo, de verdad que no importa papá. Estaré perfectamente, puede que me pase por el hospicio para echar una mano. No te preocupes por mí.

—De acuerdo...— Otra vez esa mirada incrédula—. ¿Tienes dinero por si quieres acercarte con tus amigos al mercado Navideño?

—Sí creo que me queda un billete de diez y algunos pequeños.

—Perfecto. Entonces, me voy o llegaré tarde.

Su padre ya estaba saliendo por la puerta de la calle, cuando el corazón de Ashling dio un vuelco de repente y se vio corriendo hacia la salida llamándolo a gritos.

—¿Qué ocurre? —le preguntó el hombre preocupado por el extraño comportamiento que estaba teniendo su hija en ese día.

Ahsling se le lanzó al cuello ahogándolo en un abrazo tembloroso y muy apretado que duró unos cuantos segundos. Cuando por fin ella le liberó, él se sintió extrañamente vacío por dentro.

—Te quiero mucho papá y sé que no te lo digo tanto como debería, lo siento —Ash le dio a su padre un cariñoso beso en la mejilla, como hacía cuando era una niña—. Por favor, ten mucho cuidado allí afuera y recuerda que te quiero.

El hombre se quedó allí mirando a su hija meterse en la casa otra vez, mientras se preguntaba qué costilla se habría roto que le dolía tanto el pecho y le impedía respirar.

Ashling sabía que tenía que haberle hablado a su padre de Brian, pero la relación entre ambos se había enfriado mucho después de la muerte de su madre. Su padre, se había refugiado en su trabajo, se había volcado de pleno en ello a pesar de que vivían en un pequeño pueblo en el que apenas ocurría nada interesante, aún menos algo fuera de la ley.

Sin embargo, ahora, ella entendía totalmente la actitud de su padre porque se había descubierto haciendo lo mismo con el refugio. Sin darse cuenta, había hecho de aquella casa, de los compañeros y de la gente a la que acogían, su segunda familia.

Entonces se le ocurrió que su relación con Brian Kerry había propiciado eso. Ella había cambiado desde el momento en el que el hombre se le acercó con todo ese aire de superioridad y empezó a darle un rapapolvo tras otro. Él, con su actitud, consiguió mostrarle lo que era de verdad importante y lo que no y sin quererlo ni verlo venir, Ashling maduró.

Puede que ya hubiera llegado el momento de comenzar a agradecer a aquél hombre con exterior de hielo y corazón de malvavisco, todo lo que había hecho de bueno por ella y por ese pequeño pueblo.


FIN

Espero que os haya gustado este momento un poco cotidiano de la vida de Ashling, que sirve para entenderla un poco más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Espero que os haya gustado este momento un poco cotidiano de la vida de Ashling, que sirve para entenderla un poco más. 

Un saludo a todos y muchas gracias por leerme.

24 Ejercicios de EscrituraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora