Capítulo 4 Sam: Chica suicida...

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Recostado en mi cama estaba pensando en todo lo que había sucedido en el día de hoy. El ataque del demonio, el ataque a Natalie y ella intentándose matarse. ¿En serio había intentado hacerlo? ¿Suicidarse? No…seguramente fue un accidente pero la furia de James demostraba lo contrario. Resoplé molesto. Nunca había pensado que ella podía caer tan bajo; en especial ella…

- ¿Sam? –llamó mi madre a mi puerta, abrió la puerta y me sonrió- ¿quieres comer? Preparé lasaña con mucha salsa como te gusta…

- No gracias, madre, no tengo hambre –murmuré contra la almohada.

- ¿En serio? –preguntó sorprendida, balbucí cualquier cosa- Sam debes comer… ¿sabes qué? Te traeré un plato lleno de lasaña y también helado de chocolate con nueces para relajarte. ¿Okey?

- Okey –susurré con una sonrisa y luego me quedé pensado- ¿has leído “Bajo la misma estrella”?

- ¡Sí!-chilló mi madre emocionada- ¡estoy tan triste! 

- Ya veo… ¿puedes traerme mi comida y después llorar?

- Claro hijo, ya vuelvo…

Reí a lo bajo…tal vez debería leer un libro…o tal vez ver una buena película, pero eso era de vagos; prefería hacer ejercicio. Mi madre llegó con una bandeja llena de comida y me la entregó con una sonrisa, la acepté encantado y empecé a comer. Al terminar, fui al baño para afeitarme y cepillar mis dientes, y después de eso fui a acostarme para dormir, claro. No tenía mucho sueño, mi cerebro seguía alerta a todo sabiendo que en cualquier momento una horda de demonios podrían atacarnos y en esa situación nadie podía dormir tranquilo. Pero esa no era la razón por la cual no podía dormir, no podía hacerlo porque estaba pensando en ella, en Natalie.

Se sentía raro saber que ella estaba tan cerca pero ni siquiera podía hablarle porque estaba demasiado furioso para hacerlo. Incluso estaba pensando en no mirarla ni los pies…golpeé mi almohada, me sentía muy molesto y más que todo triste por todo lo que estaba pasando.

En fin, no podía dormir por más que lo intentase hacer. Me levanté de la cama para buscar agua y en eso había  visto una sombra en el pasillo, pero solo se trataba de mi reflejo, nada malo. Al entrar a la cocina me encontré a mi hermana comiendo la pizza que había sobrado de antes cuando ella pidió junto a Lía; por cierto ella se alojaba en mi casa, ya que a Natalie no le agradaba mucho su presencia.

- ¿Quieres un poco? –me ofreció pero negué con la cabeza, me dirigí a la nevera y saqué una botella de agua que empecé a tomar- ¿sabes? Lía habla al dormir –comentó en un susurro, pues Lía dormía en la habitación de ella- dice cosas raras como “no permitiré que me toques” o “mi madre me había dicho que podía comer helado de fresa”, cosas sin sentido.

Me reí porque lo era, cosas sin sentido. Me senté en una butaca al lado de Lily y la codeé. Ella me lo devolvió y nos reímos por un rato, pero ella de repente dejó de hacerlo, se la notaba triste.

- ¿Qué ocurre contigo en hoy día? Ya no eres la ruda Lily –dije y ella sonrió a medias…

- A lo mejor debe ser por la situación en la que estamos, Sam. No es una simple pelea de Oscuros y demonios…

Un ruido en alguna parte de mi casa se escuchó como algo de metal, provenía del despacho de mi padre…Lily y yo nos levantamos como ninjas y lentamente comenzamos a dirigirnos hacia donde se había oído aquel ruido metálico. Me detuve al acto cuando se oyó nuevamente el ruido, era como si una espada cayese al suelo…Lily se adelantó con sigilo, iba a detenerla cuando…algo la tomó de repente haciéndola gritar, cayó al suelo golpeándose la cabeza muy fuerte dejándola inconsciente. Mierda. Me arrodillé hacia Lily…su pulso era débil, miré al frente frenético ¿qué era la bestia que había atacado a mi hermana? Me paré y me preparé por cualquier cosa que quisiese atacarme…

Pesadillas Reales La Eternidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora