Capítulo 32 Natalie.El Monte de la muerte...

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Okey. Ya era hora de levantarse, desayunar y tranquilizar la mente...mierda, no podía hacerlo ¡Hoy era el fin del mundo! ¡Apenas podía saber lo que hacía! Sam seguía roncando mientras que yo trataba de ponerme la maldita remera con las manos temblorosas, tenía que sacar mi traje especial y mis armas después de desayunar e ir al baño <para estar más liviana> pero primero debía despertar a Sam.

- Sam, despierta, tenemos que ir a desayunar –lo hablé pero su ronquido seguía igual. Rodé los ojos, hasta roncando se veía sexy- ¡Praeliabitur!

La cama y Sam salieron volando hacia el otro lado de la suite. Ups, creo que lo hice con potencia de más. Sam asustado trataba de salir debajo del colchón que lo aplastaba y cuando me vio que reía, mostró su dedo del medio. 

- Te dije que te despertaras –repuse entre risas. Él logró salir y se acercó a mi molesto.

- Eres un despertador encantador –gruñó para irse a bañar- te odio.

- Yo más, Sammy.

Escuché su risa y sonreí. Quedaba una semana para mi cumpleaños...y no sabía si estaré viva para ello. Cuando Sam terminó de vestirse bajamos para desayunar con los demás, apenas hablábamos por los nervios y apenas comimos. Bien, era hora de prepararse, según Chimerius la hora del despertar de Judas era al anochecer y teníamos bastantes horas de viaje hasta el Monte Sinaí, así que cinco horas antes debíamos partir hacia el lugar; hacia el fin del mundo. Nuevamente íbamos a necesitar los carruajes Oscuros con sus hermosos y poderosos caballos veloces como rayos, y como éramos demasiados tendremos que usar toda una caballería, pero como era obvio...tenía una gran idea: algunos podían aparecerse en un abrir y cerrar de ojos <y no era nada complicado, la cosa era que te consumía mucha energía> y otro era que podía crear un portal <pero también consumía energía, y a veces era difícil hacer uno>. 

- Okey...escuchen todos –hablé no lo demasiado fuerte ya que nadie decía nada <el hotel había sido evacuado un día antes para que todos el ejército pudiera estar cómodo y unido>. El comedor del hotel tenía cinco largas mesas <20 metros> llenas de guerreros Oscuros, ángeles caídos y celestiales, demonios, guardianes e Illuminatis comiendo comida mundana y todos ellos me miraron con atención- no sé si sabrán pero no disponemos de muchos carruajes Oscuros para que nos lleven a todos...pues...utilizaremos la aparición y portales ¿les parece?

- Sí... -susurraron algunos pocos convencidos. Otros asentían y otros no hacían nada.

- Con ese espíritu no matan ni a una mosca –siseé- ¿¡Quieren matar a Luke!? ¿¡Quieren salvar el mundo!? ¿¡Ah!? ¡Pues demuéstrenlo, mierda!

Todos me vitorearon entusiasmado aunque no esperaba esa reacción, pero al parecer les gustó mi...

- ¡Como usted diga, lindura! –gritó un ángel caído de la segunda mesa. Sam le tiró una mirada de advertencia.

Dejé el tema del transporte para James y Chimerius, yo me encargué de rellenar la energía propia y la de los demás que había tomado la noche anterior gracias a la Luna Sangrienta. También tomé energía de la estatua de Miguel para hacer el balance de energía y poder; todos estaban preparados para luchar...

Media hora después los cascos de los caballos Oscuros resonaron fuera del hotel vacío, incluso toda la cuadra estaba evacuada; las Herreras Infernales habían vuelto del Inframundo por más armas y con ellas trajeron unos perros infernales del tamaño de un león adulto. 

Ya habían comenzado a cargar las cosas a los carruajes Oscuros, que por mala suerte no eran muchos, para comenzar el viaje que definirá el destino de todos y de todo. Eran cinco carruajes con diez caballos Oscuros por cada uno de ellos e incluso Sombra había venido solo sin nada encima.

Pesadillas Reales La Eternidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora