Capítulo 25 Sam.El monte...

31 4 0
                                    

- ¡Natalie! –chillé mientras trataba de mantener el equilibrio en medio del temblor- ¡Natalie!

- ¡Subsisto! –la escuché exclamar y el temblor cesó inmediatamente.

Me acerqué a ella que estaba a unos diez metros de distancia y la miré tomándola de los hombros, estaba jadeando y algo pálida.

- Judas... -comenzó hablar entre jadeos- ya no queda mucho tiempo...está despertando...

- ¿Has visto algo? –pregunté con tono dudoso. Ella asintió.

- Solamente a Luke, en un monte de Egipto...no sé dónde pero está cerca de nosotros –restableció y se enderezó- ¡Maya! Necesito tu ayuda –le dijo cuando ésta se acercó y ella alzó una mano hacia la mejilla de Natalie...los ojos aguamarinas de Maya cambiaron a Lila como la otra vez que hizo lo mismo. Cuando apartó su mano de la cara de Nat, volvieron a la normalidad y asintió.

- Ya sé dónde es –comentó y sin más nada que decir Natalie salió de la sala detrás de Maya. 

- ¡Síganme! –se escuchó su atronadora voz desde afuera y todos los que estábamos salimos.

Pasamos por la multitud de creyentes en la Plaza de San Pedro aterrada por el reciente temblor y salimos hacia nuestros carruajes; alcancé a Natalie y la detuve.

- ¿A dónde nos vamos? –pregunté jadeando por correr.

- Un grupo va al hotel a buscar las armas y nosotros nos vamos directo al Monte Sinaí...

- Espera –la detuve y ella cayó mirándome cautelosa- ¿vamos a pelear?

- Tenemos que estar preparados para cualquier cosa, Sam –dijo ella tranquilamente y subió a la camioneta- ahora sube que se nos acaba el tiempo.

Natalie permaneció callada todo el viaje hasta el Monte Sinaí que duró tres horas y media en llegar <gracias a los carruajes Oscuros> y tuvimos que esperar otras tres horas más a que llegaran los demás equipados con armas y trajes de combates. Las Herreras Infernales estaban armadas hasta los dientes y los del Consejo Oscuro también. Natalie cargó sus cuchillas a su traje y su látigo serpiente se le enroscó en la muñeca, me sonrió y se dirigió hacia Maya.

Mike jugaba con una espada que Claudius le había regalado y se acercó con su grande sonrisa.

- Mi papá me dijo que tiene planeado un viaje entre padre e hijo a las Bahamas –comentó mientras caminábamos por un sendero alejado del grupo y a lo alto se podía ver el Monte Sinaí iluminado por la luz rojiza de la Luna- creo que es una buena idea...ya sabes, ahora nos llevamos mejor que antes y quiero aprovechar el tiempo con él.

- Es genial –murmuré sin prestar mucha atención en donde pisaba- yo tengo pensado lo mismo pero con Natalie.

- Sí...

- Hey...lo siento sobre lo que dije en la sala de entrenamiento...no sé...

- Está bien, Sam –me interrumpió con una débil sonrisa- a veces sueño con Anabel y me dice que me ama y extraña...yo sé que es ella...la extraño, Sam, y siempre estoy pensando en ella...es...es muy doloroso ¿sabes? Tú recuperaste a Natalie; yo perdí literalmente a Anabel.

- Lamento mucho eso Mike, sé que estás pasando mal momento y no te he dado mucha atención últimamente...

Él se rió a lo bajo y me palmeó la espalda amistosamente.

- ¡Sam! ¡Por el trasero de Lucifer! ¡No soy un niño! –exclamó con gracia- pero acepto tus disculpas. Hago todo lo posible para no derrumbarme y aunque no lo creas tú ayudas mucho.

- ¿Mejores e irresistibles amigos? 

- Mejores e irresistibles amigos –respondió Mike sonriente y me abrazó con fuerza.

                                                                                 ***

Nosotros éramos dieciséis: yo principalmente, Mike, Natalie, James, los del Consejo Oscuro, las Herreras Infernales, mi padre, los raritos y Chimerius. Los demás del ejército se quedaron en el Vaticano por las dudas. Natalie comentó que sería mejor subir el monte pero nadie sabía por qué debíamos hacerlo ¿qué esperaba allí? Había dicho que Luke estaba allí...pero seguramente ya se habrá ido...

Los del Consejo abrieron sus negras alas y sacaron sus espadas. Mi padre hizo lo mismo y yo le imité.

- Lo puedo sentir –masculló Natalie- a Luke.

Tragué saliva.

- ¿No deberíamos llamar a los demás? –pregunté con nerviosismo.

- No es el momento –repuso ella concentrada en la oscuridad que nos rodeaba- aparecerán en el acto cuando los llame...no creo que Luke esté aquí realmente...puede...

- Ser una trampa –terminó Ethan cauteloso y con la espada en alto. Había soltado sus enormes alas negras <que envidiaba> y estaba atento a cualquier cosa.

Entonces...los chillidos comenzaron a oírse y Natalie gritó.

- ¡Ay! 

- Nat –susurré y cuando ella me miró sus ojos eran rojos.

- ¡Luke! –masculló ella enfadada- ¡Aparécete de una puta vez y pelea como un hombre!

Chimerius tenía sus alas de murciélago extendidas y sus ojos amarillos con pupila verticales miraban a todos lados...y entonces de un costado apareció un par de demonios menores atacándonos a toda velocidad. Chimerius los aniquiló en un segundo.

- Novatos –farfulló éste con arrogancia. Natalie tenía su látigo serpiente en la mano y lo restalló hacia un arbusto alto de la izquierda y un chillido se escuchó, ella jaló y un demonio menor tropezó a sus pies.

- Perra –siseó la bestia y ella con su cuchillo, lo apuñaló.

- Debemos subir –dijo ella en voz baja pero audible. Subimos al Monte Sinaí que estaba despejado y la luz rojiza iluminaba todo.

Los raritos crearon luz luminosa <para mi molestia>  que iluminó más que la Luna. 

- Deberíamos irnos –repuso Mike asustado- Luke podría estar aquí realmente...

- El chico tiene razón –habló esa voz que tanto odiábamos- estoy aquí.


Pesadillas Reales La Eternidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora