Pesadillas Reales La Eternidad.

Capítulo 20 Natalie. Magia imposible...

Abrí los ojos. Parpadeé varias veces. Giré mi cabeza y vi a un hermoso chico a mi lado durmiendo desastrosamente. Eso me hizo sonreír. Me incliné a Sam para besarlo suavemente a sus labios ligeramente abiertos y salí de la cama para ducharme. Antes miré el reloj de oro colgado en nuestra suite que marcaba las 05:06 am. Bastante temprano así que me iba a tomar unas dos horas de relax en el baño.

Llené la bañera de hidromasaje con agua caliente, le coloqué sales aromáticas y jabón líquido para perfumar y con mi nuevo reproductor de música puse una suave y relajante melodía…inspiré hondo antes de entrar al agua, luego suspiré de placer cuando entré. Era justamente lo que necesitaba. Estaba tan estresada que podía destruir todo el hotel a causa de mis berrinches. 

Para divertirme un poco empecé hacer formas con el agua y otros trucos hasta que me relajé tanto…alguien llamó a la puerta del baño.

- Nut ¿qué haces? –preguntó Sam desde el otro lado. Sonreí.

- No interrumpas mi ritual de relajación –respondí sonriente.

- No sabía que existía esa clase de rituales… ¿puedo unirme? –preguntó y noté picardía en su voz. Mi sonrisa se ensanchó tanto que llegaba hasta mis orejas.

- Para unirte se necesita algunos requisitos –expliqué divertida. Oí que bufaba.

- ¿Y cuáles son?

- Ser encantador, sexy y divertido…

- Nena, ya sabes que soy todo eso –me interrumpió arrogante- ¿me dejas o no?

- Entra –ordené ocultando mi sonrisa antes que abriera la puerta, Sam entró despacio con una sonrisa de oreja a oreja y cerró la puerta detrás de sí mismo sin apartar la mirada de mí.

La espuma cubría todo mi cuerpo pero no dudaba que la vista de Sam llegaba más allá de todo, y eso hizo que me ruborizara. Mi cuerpo seguía respondiendo a las inquisitivas y sexys miradas de mi novio de una forma tan peculiar: ruborizándome. Se quitó la remera rápidamente, las medias y el pantalón; y por suerte se quedó en ropa interior, no quería degastar mi energía en ese momento…Sam entró en la bañera espaciosa y la espuma cubrió sus abdominales de mi perversa mirada.

Él cerró los ojos y se hundió más en el agua suspirando.

- Esto de verdad es increíble –murmuró y me acerqué para ponerme a su lado, apoyé mi cabeza en su hombro y suspiré con los ojos cerrados. Sam pasó su brazo alrededor de mi cintura apretándome a él. Su cuerpo desprendía calor que me relajaban aún más, todo en él me hacía bien.

- Eres perfecto –susurré para él mientras me acurrucaba más a su cuerpo desnudo con el mío. Él gimió.

- Me estás tentando, Nut, haces que pierda el control.

- Jamás pensé que tenías control, Sammy.

Él rió roncamente y tomó mi cara para mirarlo, sus ojos relucían de deseo, y más que eso, era el amor puro que sentía por mí, y yo por él. Nunca me había imaginado enamorarme de alguien tan así como yo lo amaba a él, y dolía, era como si mi corazón quisiese salir apresuradamente de mi pecho; nunca fue mi intensión en enamorarme de él pero todo sucedió tan rápido que no tuve tiempo de negarme, porque lo necesitaba, porque lo era todo para mí. Tal vez fue cosa del destino toparme con él al mudarme a Alsthom, solo eso era lo que me gustaba de todo el lío de mi vida, haber encontrado a mi amor que jamás creí que existiera, pero aquí estaba, a mi lado mirándome con esos ojos chocolates y sonriéndome como si el mundo no se estuviese derrumbando, aquí estaba a pesar de todo lo que pasamos, después de mi infidelidad falsa, después de mis pesadillas…aquí estaba él, y esa era la prueba de que en verdad me amaba con todo su ser. Eso, amigos míos, es el verdadero amor. Sin importar que raza o religión tuviera, si su alma estaba condenada al infierno o vivir eternamente en la oscuridad, él amaba profundamente como cualquier ser humano o ser celestial, era tan puro como el mismísimo amor de Dios. Ése era Sam Roswell, mi novio, un Oscuro, un Nephilim. Un ser oscuro pero con el corazón tan noble como cualquier ser humano. Mi hermoso ángel de alas negras.