Capítulo 29 Sam.Demetrius...

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Natalie lloraba. Lloraba descontroladamente y nadie, ni siquiera yo, podía hacer algo para que se detuviera. Gabriel trataba de consolarla pero ella alejaba a todos a los que se les acercaba hasta que dejó de llorar y se marchó de la sala. No la seguí porque sabía que necesitaba estar sola para tranquilizarse.

Chimerius se marchó diciendo que tenía que hacer unas cosas importantes, Gabriel y Miguel acompañaron a Francisco a su conferencia mundial, y los demás limpiamos la sala para luego reunirnos con Natalie donde quisiera que estuviera. Suspiré, no me gustaba para nada verla sufrir así pero era inevitable. El sufrimiento era un signo de seguir vivo. Anabel no sufría, porque ella estaba muerta. Natalie sí, porque seguía viva; y no sabíamos hasta cuando, o si algunos de nosotros se irá para siempre.

"...Amores que se pierden y pesadillas hechas reales...un final que no termina feliz..." –había dicho Anabel. Eso me hizo tener miedo, un miedo que nunca jamás había sentido antes.

- Sam –me habló James y lo miré. Caramba, no me había dado cuenta que James había cambiado últimamente: pelo largo, barba crecida, ojos ojerosos <era raro, pues era un ángel> y hombros encorvados- Las Herreras Infernales están yéndose a buscar el armamento, ya es hora de prepararse e ir hacia Luke.

- Vamos, entonces, ya estoy preparado para destruirlo –grazné.

                                                                                  ***

Okey, tal vez esto era más complicado de lo que creía: penetrar la mente de mis enemigos. Lo estaba intentando con un Oscuro rebelde que Natalie había capturado anteriormente y era tan difícil que solo provoqué que el maldito Oscuro se riera de mí. Le di una bofetada.

- Cállate, imbécil –siseé. La mano de Natalie se posó en mi hombro, alcé la mirada hacia ella. Ya estaba más tranquila, pero enojada. Se había desquitado con otro rebelde hasta matarlo; eso me asustó, pero se lo merecía.

- Concéntrate, piensa, siente...no es tan difícil –repuso ella alentándome. Bufé.

- Claro, te recuerdo que eres más poderosa que un Oscuro y cualquier otro Illuminati. ¡A mí me cuesta!

Ella rodó los ojos y se apartó para dejarme seguir con mi práctica. Después de varios intentos fallidos, al fin pude penetrar la mente del idiota llamado Alejo obligándole golpearse así mismo hasta que me desconcentré tanto por la risa y el hechizo se rompió. ¡Pero funcionó! Y de premio, una noche pasional con la grandiosa Luminoscura Natalie Fordan. O al menos era lo que yo quería. Al final, Natalie acabó con el Oscuro rebelde, no lo mató, sino que lo dejó inconsciente para más o menos cincuenta días.

Natalie organizó un plan de entrenamiento, el último, ya que pasado mañana iba a ser la batalla antes que se destruyera el mundo. El Papa tenía pensado alertar a las personas a nivel mundial diciéndoles la verdad de lo que sucedía pero eso solo iba a causar caos y desesperación. Bastante teníamos con el mundo sobrenatural y ahora con el humano; pero ese era nuestro trabajo: proteger ambos mundos. Mañana se iba a preparar todas las cosas porque al siguiente iba a ser el final. Para todos. Yo entrenaba con Mike y James, luego con Natalie y Chimerius; éste llevó a sus lindos y amigables compañeros del infierno que obviamente, están, de nuestro bando. Natalie les hizo jurar por su ser que no nos traicionaría y si llegaban hacerlo su esencia desaparecerá para siempre. Y no les convenía. 

- Deberíamos buscar la forma de recuperar energía durante la batalla –anunció Natalie toda transpirada igual que todos- nosotros los Illuminatis tenemos a los Arcángeles...y yo además tengo la Luna sangrienta –se detuvo para pensar y su rostro se iluminó, seguramente, por una idea- ustedes, los Oscuros y demonios podrían alimentarse de su energía ¿no, Chimerius?

Pesadillas Reales La Eternidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora