Justo cuando Annya iba a explotar, por fin, después de cuarenta y cinco benditos minutos de silencio, Charles se dignó a hablar.
— ¿Ya cambiaste de opinión?
— ¿Qué?
— Te di suficiente tiempo para meditarlo y francamente me cuesta creer que dudes en casarte. Quien más sale ganando de esto eres tú.
— Quizá tengas razón, pero algo no me cuadra, no creo que sea solo por ayudarme y por evitar el tedio de buscar a alguien más que te siga la corriente en un matrimonio falso. Si me dices el verdadero motivo, podré tomar una decisión.
Charles consideró el límite de cuanto podía contarle a su candidata para esposa, así que decidió omitir cierta información y ser sincero en los demás.
— Quiero un heredero — soltó sin reparo alguno.
Dejando de lado lo shockeante de la revelación, la joven tenía que indagar más.
— Me informé un poco sobre ti, y aunque investigarte es muy difícil, sé que tienes hijos, específicamente el mayor, Keith. Lo que no entiendo es ¿por qué quieres un hijo, si los medios aseguran que él es tu heredero?
— Me esperaba que me investigaras, más no esperaba que fueras tan impertinente.
— Usted también lo es, y aun no me ve quejándome.
— Es justo.
Charles suspiró con fastidio, acomodándose en su caro asiento de cuero.
— A decir verdad, mi hijo es un problema, quiere tomar el control del grupo Hamilton, y expulsarme de la familia, su madre lo echó a perder, como heredero ya no me sirve, así que debo tomar medidas, está a cien años de poder superarme, pero no puedo deshacerme de él así como así. Lo que sí puedo es desheredarlo, pero entonces no me quedaría nadie a quien dejarle mi legado.
— ¿Y su otra hija, Cassie?
— Ella es totalmente inútil, no tiene carácter, ni madera de líder, es una mocosa introvertida que lo único que sabe hacer es escuchar y seguir a su hermano mayor.
No podía esperar menos de un hombre conocido por ser despiadado en los negocios, se daba cuenta que la impecable imagen de padre de familia era mentira, era increíble que tan manipulados estaban los medios.
Charles sacó de su escritorio una carpeta, la cual le entregó, mostrando un papel bien redactado.
— Básicamente este contrato estipula que nos casaremos manteniendo las apariencias, obviamente por bienes separados, pero sobre todo, me darás un hijo. A cambio yo aseguro la estabilidad y potenciación de tu empresa, así como la financiación para solucionar sus problemas actuales. Una de las principales condiciones, y que se te quede bien grabado, es la "fidelidad".
Hizo énfasis en esa última palabra.
— Te sugiero que interactúes lo menos posible con mis hijos, ellos no están de acuerdo con que me case... usaran cualquier signo de debilidad tuya para aplastarte si se los permites. Por lo demás eres libre de ir y encargarte en tu empresa, no me meteré en eso, sin embargo, tendrás un guardaespaldas a tu disposición en todo momento.
— Eso es demasiado.
— No te estoy pidiendo permiso, es una de las clausulas importantes, ¿qué haría yo si algo te pasase? — expresó falsamente preocupado —. La penalización por violar este contrato es de doscientos millones de dólares.
Ella sudo frío, para Charles esa suma no era nada, pero para ella y su familia, con todos sus problemas económicos actuales, sería la pérdida total.
— Ya te he dicho lo suficiente, y he decidido no esperar un día más. Tu respuesta...
Los términos y condiciones no sonaban muy bien para Annya, más no tenía opción, ninguna otra persona bajaría del cielo con capital suficiente para auxiliarla sin pedirle nada a cambio. Después de todo, para conseguir algo siempre se debe dar o sacrificar algo a cambio también.
— Acepto.
Extendió su mano para tomar la pluma plateada que Charles le ofrecía, sin saber que estaba firmando una sentencia de muerte.
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Sobrevivir al matrimonio
RomanceUna boda por contrato con un magnate que le dobla la edad, y un hijastro que intentará seducirla para deshacerse de ella. Romance, traición, intriga, crimen, desesperación... ¿Podrá Annya sobrevivir a una guerra familiar?