Capítulo 5. Un acto despreciable

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— Prepárate, ya llegamos.

La voz de su esposo la sacó del pasado, debía dejar de repasar una y otra vez los sucesos que la trajeron hasta este punto. Al salir de la limusina y se sintió intimidada ante la estructura de tremenda mansión.

Al entrar en el hall la esperaba un recibimiento algo excesivo, aproximadamente cuarenta empleados estaban acomodados en fila, con los chicos Hamilton por enfrente de todos

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Al entrar en el hall la esperaba un recibimiento algo excesivo, aproximadamente cuarenta empleados estaban acomodados en fila, con los chicos Hamilton por enfrente de todos.

Al entrar en el hall la esperaba un recibimiento algo excesivo, aproximadamente cuarenta empleados estaban acomodados en fila, con los chicos Hamilton por enfrente de todos

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—  Bienvenido amo — saludaron los sirvientes al unísono al ver a su jefe entrar con una guapa chica vestida de novia.

—  Escuchen. Esta mujer es mi nueva esposa, su nombre es Annya Lawrence, desde hoy ella también es su dueña y señora, sus órdenes son mis órdenes, así que no olviden tratarla como tal— anunció autocrático.

—  Entendido amo— respondieron inclinándose en reverencia.

Tomó la cintura de su esposa y la condujo escaleras arriba sin siquiera darles una mirada a sus hijos, pasando de largo ante todos.

Desde que comenzó a "salir" con Charles, hacia dos meses, nunca conoció a sus hijos, y por lo que notó, tampoco fueron requeridos a la boda. Annya los miró de reojo, repasando la información que tenia de ellos en su cabeza, tenían cabello negro y ojos azules similares, una era una lindísima niña de once años y el otro, un atractivo muchacho de veinte, ambos se mantuvieron indiferentes a su presencia, esa familia cada vez le parecía más rara.

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En el hall, después de que el amo desapareciera escaleras arriba con la nueva señora Hamilton, todos estaban desconcertados porque fueron avisados en ese mismo instante. Posteriormente, los empleados se dispersaron volviendo a sus labores.

Ya solos, los hermanos Hamilton pudieron hablar libremente.

—  Hermano...— llamó la pequeña, tomando preocupada la mano del mayor.

— Vinimos aquí obligados por los custodios solo para encontrarnos con la desagradable sorpresa de que logró casarse una vez más.

—  Creí que ya se había rendido, había estado tranquilo por seis meses.

—  Si, el maldito sí que supo ocultarlo esta vez.

—  ¿Y qué haremos?

—  Lo de siempre — sonrió divertido.

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En la habitación de Charles

En cuanto se cerró la puerta inesperadamente le desgarró el vestido de bodas, Annya estaba en shock por el repentino cambio de comportamiento, la besaba y tocaba sin ninguna delicadeza, de forma ruda e intensa

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En cuanto se cerró la puerta inesperadamente le desgarró el vestido de bodas, Annya estaba en shock por el repentino cambio de comportamiento, la besaba y tocaba sin ninguna delicadeza, de forma ruda e intensa. Una vez desnuda la tomó de la muñeca arrojándola a la cama.

—  ¡Espera! — logró decir asustada —. ¿Qué mierda crees que estás haciendo?

—  Un heredero — externó, aflojándose la corbata, desabrochándose el cinturón y sacando su miembro.

La aterrada joven intentó huir, no le gustaba como se estaba desarrollando la situación, desgraciadamente, la agarró del tobillo jalándola hacia él, abriéndole las piernas. Se estaba frotando contra su intimidad para poder introducir su erección.

Annya se retorcía resistiéndose todo lo que podía, en una de esas lo golpeó en el rostro.

— ¡Suéltame!

Aquello le hizo enfurecer, provocando que le atara las manos con su corbata y en represalia, la abofeteó un par de veces, rompiéndole el labio.

—  Detente... por favor... — suplicaba entre sollozos, adolorida.

—  Ya sabías lo que pasaría en cuanto te casaras conmigo, así que no te lo hagas difícil— la penetró de golpe sin siquiera prepararla.

Un grito agudo escapó de su garganta.

—  Suéltame bastardo hijo de puta, ¡Duele! ¡déjame ir! ¡Déjame ir! ¡De-

La calló tapando su boca con una mano, ya harto de sus gritos, e hizo lo que quiso con ella hasta altas horas de la noche, importándole poco que la joven terminara desmayándose.


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Sobrevivir al matrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora