Capítulo 17. Ahogándose en placer

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Se besaban apasionadamente mientras se quitaban la ropa, ansiosos por complacerse mutuamente, el chico la guío hacia la cama, recostándola lento, se miraban a los ojos sin esconder el deseo que sentían, él no perdía el tiempo y la terminó de desnu...

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Se besaban apasionadamente mientras se quitaban la ropa, ansiosos por complacerse mutuamente, el chico la guío hacia la cama, recostándola lento, se miraban a los ojos sin esconder el deseo que sentían, él no perdía el tiempo y la terminó de desnudar, ella tenía un cuerpo bonito que exudaba sensualidad.

Bajó su mano a su sexo, usando sus dedos, preparándola para lo que venía. A cada toque, ella se estremecía de excitación, lo abrazaba gimiendo en su oído, provocando que quisiera incrementarlos, sabiendo que ella hacía esos sonidos tan eróticos por él.

Después de cerciorarse que estaba suficientemente húmeda, dirigió su hinchado miembro al cálido pasaje que lo esperaba anhelante

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Después de cerciorarse que estaba suficientemente húmeda, dirigió su hinchado miembro al cálido pasaje que lo esperaba anhelante. La penetró placenteramente dejándose llevar por la estrechez de su amante quien le clavaba las uñas en señal de gusto.

Comenzó a embestirla, se movían rítmicamente, resultó que la química que tenían no se limitaba sólo al trabajo, ninguna otra mujer lo había complacido de esa manera, simplemente las seducía para poder chantajearlas y expulsarlas, y aunque ella no era la excepción, estaba disfrutando como nunca.

Estaban jadeantes y sudorosos, su libido no había disminuido ni un poco esos últimos meses, ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo hicieron, podía decirse que estaban en la etapa de folla cuanto puedas, y si las cosas seguían así, pronto lograría su objetivo. Tenía a Annya totalmente en sus manos.

— ¡Espera! me vengo— externó casi afónica.

— ¿Enserio quieres que espere cuando te está gustando tanto? — sonrió, tomándola de las caderas a fin de ir más profundo, dándole estocadas más rápidas que la enloquecieron y besándola para ahogar su último grito antes de que ambos se corrieran.

Intentaban calmar su respiración, y luego de reponerse de la sensación post-orgásmica, Keith le preguntó divertido.

— ¿Quieres un round más? 

Annya se sonrojó y se tapó con las mantas hasta la cabeza avergonzada se sí.

— Aunque quiero, deberíamos descansar, lo hicimos cinco veces el día de hoy, dos en la empresa, una en el baño, otra en el estacionamiento y ésta

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— Aunque quiero, deberíamos descansar, lo hicimos cinco veces el día de hoy, dos en la empresa, una en el baño, otra en el estacionamiento y ésta... ¿qué somos? ¡conejos!

— En realidad lo decía de broma, mañana tenemos mucho trabajo— sonreia de oreja a oreja.

— ¡AHHHHHHHH!... me he vuelto una pervertida.

— Eres linda cuando eres pervertida.

Se miraron cómplices entre risitas, cuando un mensaje de su otro teléfono interrumpió su velada, era Marine, avisándole que había recibido un mensaje de Charles diciéndoles que si las cosas salían bien, volvería antes.

Ver el rostro preocupado de Annya llamó su atención

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Ver el rostro preocupado de Annya llamó su atención.

— ¿Malas noticias?

— Es tu padre, probablemente vuelva pronto.

— ¿Aun te arrepientes?

—¿Bromeas? Estoy muy feliz de estar contigo... solo dame tiempo, en cuanto pueda me divorciaré de él.

— ¿Por qué no quieres contarme toda la verdad? ¿Soy tan poco fiable?

— No es eso... es complicado.

Más que complicado, Annya no quería meterlo en problemas, ¿qué pasaría si Keith le reclamaba a su padre tenerla atada por contrato a cambio de un nuevo heredero?

Conociendo a Charles temía su reacción y lo que le haría a su hijo si éste hiciera obvia su relación por celos o excesiva preocupación. Hasta donde Keith sabia ella solo se había casado por impulso y simplemente ese matrimonio no resultó.

— Por favor, ten paciencia.

El joven suspiró, resignado.

—  Lo haré.

Le dio un beso en la frente y la abrazó para que descansara sobre su pecho, estaban tan tranquilos e inofensivos en la intimidad de esa habitación, después de unos minutos la respiración de Annya le indicó que se había dormido, debía estar exhausta con toda la carga de trabajo, más sus actividades extracurriculares con él.

Fue difícil llegar hasta éste punto, al principio ella rechazaba sus avances, las indirectas no la tomaba en cuenta, y aun sabiendo lo terrible que era Charles le seguía siendo fiel, quizá tuvo mucho que ver que fuera su hijastro, pero incluso una muralla de hierro puede flaquear con el ataque correcto.

El estira y afloja funcionó bastante bien, y Keith dio el golpe de gracia en el cumpleaños de Cassie, después de un memorable día, la invitó a un hotel donde tuvieron su primera vez.

Sobrevivir al matrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora