Capítulo 28. La asistente

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"Que hermosa eres Erika

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"Que hermosa eres Erika..."

Me molestaba que me dijeran eso desde niña, era todo lo que escuchaba de la gente a mi alrededor, crecí ignorando ese factor, quería desde el fondo de mi corazón que alguien viera más allá de mi rostro, así que me esforcé por mejorar aspectos que no tuvieran que ver con algo tan superficial... pero en una sociedad que les remarca y les inculca a las mujeres que tienen más valor mientras mejor se vean, simplemente no pude dejarlo de lado.

Al llegar a la adolescencia por fin lo comprendí, podía usar mi belleza para obtener todo y así lo hice, era fácil manipular a los hombres, solo eran bestias descerebradas que solo querían un pedazo de mí

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Al llegar a la adolescencia por fin lo comprendí, podía usar mi belleza para obtener todo y así lo hice, era fácil manipular a los hombres, solo eran bestias descerebradas que solo querían un pedazo de mí. Algunos eran esclavos, otros, patanes que pensaron que podían propasarse, una minoría deseaban amor, y la mayoría querían mi cuerpo, al final todos me parecían iguales, peones para lograr mis objetivos. Aun así, nunca descuidé mis estudios, ese deseo de ser reconocida seguía oculto dentro de mí.

Una vez que entré al mundo de los adultos me di cuenta que ser guapa era más una desventaja que una ventaja, sin importar mis logros académicos, ningún trabajo me tomaba enserio, cuando me contrataban solo lo hacían porque el jefe quería acostarse conmigo, no les interesaba mi trabajo en lo más mínimo, solo querían una bonita muñeca para jugar.

Perdí la cuenta de a cuantos trabajos renuncié, si las cosas iban ser así, hubiese sido mejor tener una apariencia promedio

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Perdí la cuenta de a cuantos trabajos renuncié, si las cosas iban ser así, hubiese sido mejor tener una apariencia promedio.

Anduve de un lado al otro hasta que una oportunidad me cayó del cielo, se estaba buscando una asistente para una excelente compañía de renombre... aquel CEO era mundialmente reconocido, y pensé que, si mi jefe me iba a terminan acosando, al menos tendría que tener un rostro a mi altura y valer millones para que valiera la pena.

Sobrevivir al matrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora