Capítulo 31. La habitación

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— ¿Qué crees que haces?

Annya se sobresaltó por el tono molesto de Keith.

— Lo siento, no quería importunarte, es solo que...

Le mostró su dedo sangrante, y el joven cambió el enojo por preocupación sin darse cuenta.

— ¿Estás bien? ¿quieres un doctor?, quizá deberíamos ir al hosp-

— Keith cálmate, estoy relativamente bien, solo necesito un botiquín, no es un corte profundo, ha sangrado más de lo que debería por no tratarlo, es todo.

- Perdón, me alteré.

- Sí... y al parecer no es solo por mi herida—  guío su mirada nuevamente al interior de ese lugar.

Keith suspiró y la condujo adentro, ya que había descubierto ese lugar no había razón para ocultarlo

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Keith suspiró y la condujo adentro, ya que había descubierto ese lugar no había razón para ocultarlo. La dejó sentarse y entró al baño perteneciente a ese cuarto, ahí estaba el mentado botiquín, lo arrumbó en aquel sitio porque nunca lo usaba.

Annya se había vuelto curiosa por ese lugar, estaba prácticamente vacío excepto por tres cosas, el enorme sofá, el mini bar y el último, el que más le llamaba la atención, el enorme cuadro de una hermosa mujer.

Annya se había vuelto curiosa por ese lugar, estaba prácticamente vacío excepto por tres cosas, el enorme sofá, el mini bar y el último, el que más le llamaba la atención, el enorme cuadro de una hermosa mujer

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Sobrevivir al matrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora