Shawn siempre se caracterizo por ser el chico simple y no solo de la clase, de toda la escuela.
El callado, el sin amigos, el dedicado, el patito feo, el nerd, el tartamudo, el juego favorito de los populares del equipo de preparatoria, el debilucho...
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"Evitar a las personas que realmente quieres, no sirve de nada".
Llegué a la casa de Naomy y baje del auto corriendo a máxima velocidad.
¿Su mamá había comprado un auto nuevo?. Da igual. Toque la puerta con insistencia hasta que finalmente apareció, algo agitada y bastante despeinada.
—¡Hola!. ¿Que haces aquí?. —pregunto recargandose en la puerta.
—¡Eso no importa ahora!. —literalmente la empuje para entrar a la casa dando pisotones. —¿Y tú hermana?. —levante las cejas.
—En casa de una de sus amigas. —respondio cruzándose de brazos. —¿Ahora me dirás qué haces aquí?.
—Vamos a tu habitación, tengo tanto que decirte. —conteste en tono dramático y corrí escaleras arriba hasta su cuarto.
Era un completo desastre. Uno grande, su cama estaba deshecha pero no del todo y su escritorio también, aunque era extraño. En vacaciones siempre solía tenerlo en orden. Me senté sobre la cama y ate mi cabello en un moño desordenado hasta que llegó arrastrando sus pasos y se sentó a mi lado. ¿Porque estaba nerviosa?.
—Bese a Shawn en Navidad. —confese totalmente apenada. Sentía que éramos observadas por alguien.
—¡Oh por dios!, Ahora entiendo tu viaje repentino de año nuevo a Nueva York. —hizo comillas con sus dedos conteniendo su risa. —Por eso dijiste que te ibas tan de prisa, sin despedirte y sin contestar las llamadas durante estos días.
Baje la mirada mordiendo mi labio y la mire. Seguía con su risilla burlona ahí de nuevo. —¡Lo estás evitando por qué te gusta, y te gustó ese beso!. —me apunto con su dedo índice.
Ahora que la miraba mejor, ¿Que diablos hacia vestida con jeans?. Cuando no salía o iba a la escuela se la pasaba en pijama hasta después del medio día. Observe el armario una vez más y levanté las cejas con curiosidad.
—Sabes algo desde que llegué enserio siento que alguien nos observa. —me levanté de la cama y corrí hasta el armario.
—¡No!. —era demasiado tarde cuando escuché el grito de Naomy pues de mi boca ya había salido otro más fuerte y del tipo pelinegros también.
Sin camisa, despeinado y con esa mirada asustada y culpable. Fulmine a Naomy con la mirada y después comencé a reír mientras miraba al chico poner una mano en su pecho debido al susto que se había llevado.
