Shawn siempre se caracterizo por ser el chico simple y no solo de la clase, de toda la escuela.
El callado, el sin amigos, el dedicado, el patito feo, el nerd, el tartamudo, el juego favorito de los populares del equipo de preparatoria, el debilucho...
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"No, el ya no era invisible".
Corrí escaleras arriba con un plato de muffins de chocolate y otro con tomates picados, con sal y limón. Abrí la puerta de mi habitación para encontrarme con Shawn, con la mirada bien atenta a la serie de drama coreana que se había negado a ver minutos atrás. Estaba boca abajo en dirección contraria a la cabecera de la cama, usando sus manos como apoyo en su barbilla y moviendo sus pies con calcetines rojos de un lado a otro.
Había impregnado el olor de su perfume por toda la habitación, cosa que inevitablemente me hizo sonreír mientras me sentaba a su lado, colocando el plato de muffins frente a el.
—Ese chico me cae mal. —señalo al personaje principal con su mano, haciendo una mueca. —Es un egocéntrico, el y sus rizos peflrtectos. Los odio. —completo llevándose un muffin entero a su boca.
—Tus rizos tambien son perfectos. —me encogí de hombros, mirándolo de reojo, rodar sus ojos. —Pero Jum Pyo es... —mire hacia arriba buscando una respuesta.
—¿Un idiota?.
—¡No!.
—¡Es un idiota!. —volvio a señalar la televisión.
—Los primeros capítulos nada más, relájate. —rei llevando un trozo de tomate a mi boca.
—Ni is in idioti. —imito mi voz llevando otro muffin a su boca.
¡Cielos!. ¿Cómo es que podía comer tanto y no engordar?. Dio pausa a la serie y se giro boca arriba quedando acostado con sus manos sobre su estómago, cosa que no tarde en imitar.
—No quiero ir a la escuela. —dijo de pronto causando que lo mirara con el ceño fruncido. —No quiero ya sabes...
Se a lo que se refería. Su vida en la escuela no era la mejor, pero estaba segura de que ahora sería diferente. —No pasara Shawn. —negue con la cabeza. —No hablo de que voy a defenderte pero estoy segura de que ya no eres el mismo chico inseguro al que conocí meses atrás.
Sonrió a medias no muy convencido. —¿No vas a ignorarme verdad?.
Inmediatamente me senté sobre la cama fingiendo indignación ante aquellas, crueles palabras. Moví mi cabello hacia atrás y finalmente hablé. —A menos que de verdad fuera una estúpida, ignoraría a mi novio.
—¡Por dios!. —suspiro. —¡Por un momento olvide que eras mi novia!.
—¡Auch!. —solte un sollozo fingido, limpiandome lágrimas falsas.
