Capítulo 10

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Creo que la situación no podría ser más incómoda... ¿o quizás vergonzosa?

Armin Arlet y Marco Bott, siendo esté último el que había abierto la puerta y dicho nuestros nombres, aún se encontraban fijos en sus posiciones con el asombro latente que incluso no eran capaces de coordinar sus palabras, ya que lo único que alcanzaban a soltar por sus bocas eran puros balbuceos o cosas inentendibles.

Lo peor es que le había echado un vistazo a Eren con la esperanza de que dijera algo que pudiera sacarnos de ese embrollo, más esté se encontraba totalmente serio y con una tranquilidad que sólo me inquietaba de formas descomunales.

Y es que ¿Cómo podía estar de esa manera? ¿Ni siquiera tenía una pizca de miedo o nervios por la situación?

Aunque ahora que lo pienso... No tendría porqué estarlo.

Él siempre se caracterizó por ser alguien al que no le importaba lo que los demás pudieran decir de su persona, sobretodo cuando esto tenía que ver con sus actos. Que más que ser repudiados o etiquetados como algo malo para los demás, parecían ser aclamados; incluso por las mismas chicas que sabían de antemano lo que hacía con ellas, y aún así consideraban que era una dicha tener aunque sea una mínima oportunidad con él.

Y en nuestro caso, las cosas no serían distintas. Sólo sería yo el afectado.

Entonces, con aquel pensamiento rondando en mi cabeza, sentí que por fin podía abrir los ojos y darme cuenta de lo que en verdad estaba ocurriendo.

En todo ese tiempo me había quejado de lo idiota que podía llegar a ser Jaeger. Cuando en realidad el que más había actuado como uno, era únicamente yo.

Un completo idiota que decidió ignorar la principal razón por la que todos esos acontecimientos durante esa semana se llevaron a cabo: el hecho de que Eren no podía aceptar que alguien no se sintiera atraído hacia él. Lo mismo que lo impulsó a meterse conmigo aún en contra de mi voluntad, que aunque no había llegado a más, no quitaba que lo había intentado e incluso usado la fuerza física con la que cargaba a su favor para hacerlo.

Y para colmo le había dejado continuar besándome como sí fuese un muñeco de trapo al que no le interesaba lo que hicieran con él. Sin mencionar que prácticamente me había doblegado ante su persona, al demostrarle indirectamente con mi acción de aceptar su invitación que ya tenía pase libre conmigo.

Por Dios... ¿En qué jodidos había estado pensando cuando decidí seguirle el juego? Porque estaba más que claro que eso era. Sí hasta yo mismo lo consideraba de esa forma.

¿Quizás habrá sido en verdad la costumbre? ¿El deseo de querer experimentar algo nuevo? ¿O el hecho de nunca haber tenido algo como eso que ahora me había producido una especie de estímulo demasiado atrayente, como el que solía leer en los libros de romance o el que me comentaban mis amigos cuando se les daba por hablar de sus relaciones pasadas?

De cualquier forma, no me iba a quedar a averiguarlo. Ni mucho a continuar con eso.

-¿Levi...? ¿Bonito?

Ignoré rotundamente los llamados de Jaeger, así como su mirada de preocupación y la de confusión de los otros dos individuos cuando salí prácticamente corriendo de allí.

No quería verlo. En realidad no quería ver a nadie, al menos no por el momento o hasta que tuviera la certeza de que esa sensación de humillación había desaparecido totalmente de mi sistema.

Cuando bajé las escaleras y salí del edificio con rapidez, me planteé lo que debía estar pasando en aquel salón luego de haber dejado a Eren completamente solo, rodeado de todas las dudas que seguramente rondaban por las mentes de sus amigos respecto a lo que vieron. Pero la verdad es que ya no me importaba... me habían metido en un maldito rumor, y seguramente ahora Eren se encargaría de regocijarse en la cara de los demás el hecho de haberse aprovechado en cierta forma de mi.

¿Escuchaste El Rumor? #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora