Capítulo 7

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—Te atreves otra vez a hacer eso y juro que... ¡MGH!

Sí, Jaeger había vuelto a hacer de las suyas besándome a su puro antojo en uno de los cubículos del baño.

¿Qué como llegamos a esto? Bueno, la respuesta es bastante sencilla. Ya nos encontrábamos en el séptimo día desde que ocurrió aquello de los rumores a partir de los correos, y desde entonces el idiota que tenía en frente se había tomado la molestia de secuestrarme cada vez que la situación era conveniente, o sea que nadie nos viera, para acorralarme en algún lugar en donde pudiera jugar con mi boca por un largo rato. Y obvio, de paso meterme mano.

Y justamente está era una de esas veces.

—Y-Ya ba-basta... —Jadee, tratando de separarlo pero él se apegó más a mí.

—Shhh, ¿Sabes qué sí sigues hablando podrían escucharnos verdad?—Cuestionó aún sobre mis labios.—Y tú no quieres que nos descubran ¿Mh?

—Ya m-me da igual—Al parece mi respuesta lo sorprendió porque se alejó un poco más para poder mirarme a los ojos.—¿Qué pasa sí digo que intentaste violarme?¿Qué crees que dirán los profesores del señorito perfección sí se enteran de algo de tal gravedad como eso?—Ahora su gesto era totalmente estoico.

¡Oh claro que sí! Sí él quería jugar de esa forma con frases de manipulación, yo también podría hacerlo y mejor; aunque en el lapso me sintiera como un estúpido niño que estaba compitiendo por algo que ni siquiera valía la pena.

Aunque no voy a negar que era gratificante verlo de esa forma. Preocupado.

Más el sentimiento agradable me duró poco, ya que al instante Jaeger cambió su expresión por una de esas altaneras, dejando a relucir su enorme y brillante sonrisa. Esa de la que muchas chicas estaban enamoradas, hasta el punto de hacerlas "derretir" con sólo presenciarla, pero que a diferencia de mi, me hacía temer de una forma inimaginable. Y es que tenía mis razones.

Una de ellas era justamente la forma tan violenta con la que me había presionado contra la pared nuevamente, acción que hizo que inconscientemente girara la cabeza a un lado dándole pase libre a mi cuello en donde metió la cara para comenzar a hacerme más de esos molestos chupones que ya no sabía cómo ocultar.

—¿Y tú qué crees que digan del señorito Ackerman, el siempre estudioso, dedicado y callado, sí lo descubren en este tipo de situación y jadeando como toda una perra?—Contraatacó, succionando con fuerza mi piel.

—¡¿Qué mierda estás diciendo, idiota?! ¡Ya suéltame de una vez!

Para mí suerte, esté se alejó cuando volví a empujarlo con algo más de fuerza haciendo que se tambaleara un poco al perder el equilibrio. Incluso casi abre la puerta del cubículo al sostenerse de ella para evitar caer, cosa que sí hubiese pasado me hubiera sacado en verdad una gran sonrisa, de esas que Hanji decía que se iba a perder el mundo cada que las mostraba, que eran veces contadas.

Aún así, eso no evitó que resoplara de forma divertida cuando lo vi un tanto desconcertado al notar que su propio cabello, antes recogido en un moño, ahora se encontraba totalmente suelto hasta taparle un poco la cara.

Por inercia, había comenzado a mirar el piso en busca de algo que ya sabía. Así que carraspee, llamando su atención nuevamente sólo para mostrarle aquella liga de color negro que mantenía enredada en mi dedo índice. Al instante lo oí bufar cuando la notó, y eso sólo me dió más gracia.

—¿Buscabas esto?—Pregunté de forma burlista mientras me cruzaba de brazos y apoyaba mi espalda en la pared, ahora más relajado.

Él pasó una mano por sus cabellos, tratando de mantenerlos lejos de su cara.—¿Cómo me la quitaste?

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