EXTRA

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La pelota había salido disparada hacia una dirección en particular, y justamente, impactó contra él con toda la fuerza con la que había sido lanzada desde un comienzo y quizás, un poquito más debido al viento que incrementó su velocidad en el transcurso.

Cierto moreno, que había sido el preciso objetivo de aquel movimiento, cayó hacia atrás debido a lo repentino que esté había resultado. No dejándole siquiera que tuviera unos míseros segundos para que sus neuronas hicieran sinapsis y pudiera comprender hacia qué dirección estaba dirigiéndose aquel proyectil, ni mucho menos para que tuviera tiempo de correrse y evitar ese golpe que al parecer era inevitable.

Bufó, sentándose en el césped que poseía la cancha de fútbol mientras se pasaba una mano por la cara en un vano intento de que el dolor que se había concentrado en su nariz disminuyera. Sólo así, se permitió llevar sus ojos esmeralda hacia aquella figura esbelta y de baja estatura que se encontraba sentada en una de las bancas de madera, con las piernas cruzadas al igual que sus brazos y su chaqueta del equipo sobre los hombros.

Sus cabellos azabaches seguían brillando, sanos y bien peinados. Y su rostro, a pesar de tener el entrecejo medio fruncido, se veía igual de bien que la primera vez.

Inevitablemente, y a pesar de que quiso, no pudo mantener por mucho su expresión de enojo hacia aquel individuo que emanaba esa singular belleza que lo había cautivado desde un inicio. Transformando su gesto por una tenue sonrisa, que se incrementó un poco más al ver esa pulsera de plata que aún poseía en la muñeca.

—Eren, ya te dije que prestaras más atención.—Levi le regañó mientras apoyaba el mentón en la palma de una de sus manos.—Llevas un buen rato distraído.

El nombrado hizo un puchero.—¿Cómo quieres que me concentre sí estás aquí? ¡Eso ya es pedirme mucho!

El otro renegó con una sonrisa. Rehuyendo su mirada para que no alcanzara a ver aquel rubor que se había implantado en sus mejillas y que aún, a pesar de estar acostumbrado a recibir ese tipo de comentarios de su parte casi que todos los días, no podía evitar por más que lo intentara.

Y vaya qué lo había intentado.

—¡Recuerden que no están solos!—Bramó Jean con una sonrisa altanera, mientras tomaba la pelota entre sus manos.—¡Oye enano, piensa rápido!

Sin más, lanzó la pelota. Pero antes de que está pudiera siquiera rozar el rostro del pelinegro, terminó quedando suspendida a unos escasos  centímetros de él. Siendo la mano de Levi la que la agarró justo a tiempo.

Eren, por su parte, se encontró riendo a carcajada limpia junto con Reiner, Berthold y Marco, que al igual que él, habían presenciado aquel particular momento. Y más la ridícula cara de estupefacción que había puesto Jean al comprobar que su cometido había salido terriblemente mal.

El azabache se giró a verlo, lanzándole la pelota de regreso con menos fuerza para después volver a cruzarse de brazos. Como sí no hubiese pasado nada.

—Yo te dije que Levi tenía unos buenos reflejos.—Comentó burlón al ver que su amigo todavía no salía de su asombro.—Lo malo es que también tiene buena puntería y por eso sabe cuando y donde golpearme...

El nombrado rodó los ojos. Levantándose de su lugar para poder acercarse hasta donde se encontraba él y así depositar un casto y rápido beso en una de sus mejillas.

—No seas llorón, titán.—Le dijo con la voz suave.

Y ese simple gesto había hecho que ahora Kistein se uniera a las carcajadas grupales con los otros miembros del equipo de fútbol, más que nada a causa de que había acontecido que el gran Eren Jaeger enrojeció considerablemente e incluso pareció soltar humo por las orejas después de que recibiera ese beso por parte Levi frente a ellos. Y eso que no era la primera vez que se mostraban teniendo ese tipo de gestos tan íntimos de toda una pareja.

¿Escuchaste El Rumor? #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora