Capítulo 23

9.9K 1.1K 2.4K
                                    

—Me tocas un pelo y juro que te descuartizo.

Eren me miró con una expresión burlista, elevando una de sus cejas. Y la verdad es que no lo culpaba, prácticamente yo mismo me estaba dejando en ridículo porque ¡Vamos! Me temblaban las piernas como gelatina y otra vez me encontraba contra la pared, sólo que en está oportunidad tenía el lateral de mi cara pegada en ella ya que el idiota se había aprovechado de mi momento de shock para apresar mis muñecas en mi espalda y colocarme en esa posición que me tenía literalmente a su merced.

—Suéltame, Eren. Ahora.

Él soltó una risa.—¿Por qué? ¿Acaso tienes miedo?

Frunci el ceño.—Yo no le tengo miedo a nada, jodido enfermo.

—¿Entonces por qué no simplemente te dejas llevar?

—En serio estás desquiciado.—Bufé, tratando de soltarme sin éxito alguno.—No volveré a caer, Jaeger. Ya te di mis motivos y no pienso volver a repetirtelos.

Le oí resoplar.

—¿Entonces por qué me provocas?

Lo miré de soslayo, curioso por aquella pregunta.—¿Yo provocarte? ¿En qué momento? Sí te refieres a lo que dije de Kirstein es sólo porque quería molestarte, aunque tampoco te debo una explicación de lo que haga con mi vida, ¿Sabes?—Ahora yo fui el que resopló con molestia.—Además lo que menos deseo es provocarte porque, seamos sinceros, sería una ridiculez y una completa pérdida de tiempo. Por otro lado... ¿De qué forma podría hacerlo? ¿Siquiera tendría sentido? No te quiero cerca de mi y creo que tú ya conseguiste lo que querías como para tenerme en cuenta de nuevo, ¿No es así?

Él me observó seriamente por unos segundos, como analizando meticulosamente cada una de mis palabras. Hasta que terminó por suspirar sonoramente.—Claro que hay una forma de provocarme, y mira que tu eres el primero en lograrlo.

—Lo siento pero no te estoy entendiendo una mierda.—Dije, dando un pequeño respingo cuando sentí como su nariz rozaba contra mi nuca.

—¿Te cuento un secreto?—Susurró cerca de mi oreja.—No me he acostado con nadie en éstas dos semanas.

—¿Y qué con eso? ¿Me estás tratando de decir que por fin tomaste el control de tu pene o que no conseguiste candidatas que cumplieran con tus expectativas?—Me atrevi a cuestionarle, conteniendome en lo posible para no soltar un quejido cuando pasó su lengua por mi cuello.

—La respuesta para ambas es no.

—¿Entonces?

—Qué estás dos putas semanas me estuviste provocando al sólo tener que limitarme a verte de lejos—Confesó, cambiando el tono de su voz a uno más grave.—Al no poder sacarte de mi cabeza ni un maldito segundo...

Parpadee reiteradas veces. ¿Qué carajos estaba tratando de decir éste intento de ser humano? ¿Acaso esos hábitos tóxicos que tenía por fin le habrían quemado las neuronas y por eso soltaba cosas sin sentido?

De todas maneras, lo que estaba tratando de hacer me provocó una fuerte ira. Porque... ¿En serio creía que me iba a dejar hacer sólo porque se trataba de él? ¿En verdad me veía ante sus ojos como alguien tan fácil de convencer?

Oh no, querido Jaeger. Podrás tenerme aún con la cabeza en las nubes pero a mi carácter de mierda lo llevo como fiel amigo desde que nací, y créeme que no podrás contra él.

Menos ahora que soltaste más de tus mentiras.

—Me cansé.—Dije con determinación, notando como repentinamente se había detenido para observarme con curiosidad, cosa que aproveché para girarme de forma brusca y doblando su mano en el transcurso, lo cual hizo que por inercia me terminara soltando del todo.

¿Escuchaste El Rumor? #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora