°Be my Hᴇʀᴏ° [ V̷I̷P̷E̷R̷I̷N̷E̷T̷T̷E̷ ̷ ] [ 𝗟𝗨𝗞𝗔𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 ] [+18]

23 (FINAL)

Cuando su papá se despidió con la mano y salió de la habitación, finalmente pudo deshacer su falsa sonrisa y exhalar cansada.

Llevaba un mes en el hospital, y sus padres junto con todos sus amigos creían que Hawk Moth la había secuestrado en aquella fatídica batalla final, a ella y a Luka, de esa manera habían sido una "carnada" para Viperion, Chat Noir y Multimouse.

Bueno, esa era la versión amarillista que se le dio a todo el mundo.

Pero Gabriel Agreste, Nathalie Sancoeur, el Maestro Fu, Duusu, Tikki, Mullo, Sass, Nooro, Veen, Luka y ella, eran los únicos que sabían lo que había sucedido en realidad.

Observó a su lado; un ramo de tulipanes estaba bien acomodado dentro de un florero, junto con una tarjeta a un lado.

"Lamento lo que ocurrió, cuídate.

-A. A."

Su mamá había dicho que cierta persona les había pedido que le entregaran esas flores, pues en la actualidad no podía ir a visitarla por ciertas razones.

Cerró los ojos y volvió a suspirar.

—Tú eres quién más debe de estar sufriendo... Adrien... —murmuró sintiéndose horrible.

Pues, después de todo, ella y Luka habían mandado a su padre a la cárcel.

—Hoy podrás dar tu primer paseo —anunció una enfermera entrando a su habitación—. ¿Estás lista?

Ella asintió, incorporándose en la cama.

La ayudó a ponerse de pie, y después salió con su ayuda hasta el enorme jardín del hospital.

Ya no se encontraba en estado grave; aún tenía ambos brazos enyesados y seguía vendada de todo al vientre, pues había tenido dos costillas rotas, pero en general, ya podía moverse con más libertad.

Aunque era verdad que en el tiempo que estuvo dentro del hospital, se creó una enorme depresión en su interior.

—¿Quieres intentar hacerlo sola? —le preguntó la enfermera cuando llegaron frente a una banca.

—Solo quiero estar sentada, no se preocupe —le sonrió con gentileza.

—Estaré allá enfrente —señaló el otro lado del jardín, en donde varias enfermeras estaban reunidas—. Llámame si me necesitas.

Ella asintió, para después verla marcharse a algunos metros de distancia.

Marinette se sentó en la banca de madera, soltando un enorme suspiro.

Observó el bello paisaje a su alrededor; las plantas, las flores, los árboles y el pasto. El rico aroma a frescura.

Recargó la espalda en el respaldo, tratando de acomodarse mejor.