°Be my Hᴇʀᴏ° [ V̷I̷P̷E̷R̷I̷N̷E̷T̷T̷E̷ ̷ ] [ 𝗟𝗨𝗞𝗔𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 ] [+18]

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Ladybug inhaló y exhaló con fuerza, dándose el suficiente coraje para su siguiente movimiento, el cual lo aplicó de inmediato.

—Lucky Charm —habló en un tono bajo, pero con la voz dura. Rezó para que por primera vez no se le apareciera una estupidez como un rollo de papel o un barniz de uñas—, uff... —suspiró al ver un tubo de acero; por lo menos era mejor que sus opciones anteriores.

—¿Qué sorpresa nos darás ahora, señorita Ladybug-Multimouse-Marinette? —cuestionó Hawk Moth sujetando a Viperion de ambos brazos, reteniéndolo—; estoy preparado para cualquier sorpresa que nos des, porque, después de todo, contigo ya no se sabe qué esperar, no es verdad, ¿Viperion?

El chico gruñó ante la mención, y no lo dudó ni un momento al morder la palma del mayor; situaciones desesperadas requerían de soluciones desesperadas.

El hombre soltó un alarido de dolor, soltando al muchacho, lo que él aprovechó para aventarlo contra el suelo y ponerse encima de él, comenzando a molerlos a golpes.

Cuando Mayura trató de acercarse a ayudar a Hawk Moth, Ladybug enseguida la interceptó, brincando del lugar en el que se encontraba y cayendo a un lado de ella.

Inhaló y exhaló, tratando de no pensar en el dolor y el ardor que sentía en ambos brazos debido a los hoyos que le habían hecho.

Con el bastón de Hawk Moth en sus manos y con el tubo que el Lucky Charm le había dado, comenzó a girarlos, hasta darle un golpe en la cabeza y lanzarla varios metros lejos de ella.

Volvió a ver sus brazos, los cuales sangraban tanto que escurrían el líquido rojo por toda la extensión de sus brazos; le dolía mucho el sólo mover un centímetro sus brazos, pero debía de ser fuerte si quería salvar su vida y la de Viperion.

Continuó girando ambos objetos con la ayuda de la muñeca, se acercó a Mayura, quien ya se había puesto de pie, y la volvió a lanzar con otro golpe del tubo.

Del otro lado, Viperion logró romperle la nariz a Hawk Moth, y de inmediato le arrancó el miraculous de Multimouse del cuello.

—¡No, dame eso! —el hombre estiró la mano, tratando de recuperar el prodigio, pero el de mirada dorada lo apartó de un manotazo y volvió a darle un golpe en la cara.

—Ni te atrevas —gruñó con la mirada asesina.

Volteó a su derecha, en donde la chica también ya tenía acorralada a la mujer contra la pared.

—Hey —la chica volteó ante el llamado, y cuando intercambiaron miradas, pudo notar la decepción de Viperion, y aquello la lastimó. El chico observó el collar en su mano, lo apretó contra sí, para después lanzárselo—. Atrapa —la chica lo sujetó rápidamente con sorpresa—. Esto te pertenece, ¿no? —y aunque aquello último había sonado con bastante desdén, supo que no podía replicar nada en aquel momento, pues merecía su desprecio.