°Be my Hᴇʀᴏ° [ V̷I̷P̷E̷R̷I̷N̷E̷T̷T̷E̷ ̷ ] [ 𝗟𝗨𝗞𝗔𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 ] [+18]

09

Aquella mañana el sol apenas entraba por las ventanas que se encontraban tapadas la gran mayoría por cortinas blancas, sin embargo, uno de los rayos fue a dar directamente al rostro de uno de los tres cuerpos que se encontraban dentro de la cama.

Dio directamente sobre los parpados femeninos, los cuales se encontraban plácidamente cerrados.

La fuerte luz y el calor que daban contra ella la molestaron en sobremanera, ocasionando que apretara fuertemente los parpados ante la molestia, mientras que inevitablemente su consciencia volvía a despertar.

Marinette se sintió completamente ligera, mientras que sentía su cuerpo ser apretado por dos fuertes brazos masculinos. Aún seguía somnolienta, por lo que soltó una pequeña risita al sentir pequeños mechoncitos de cabello chocarle en la cara, provocándole cosquillas en la frente.

Qué cómodo se sentía estar de esa manera, además ella también abrazaba el fornido cuerpo del que la abrazaba a sí misma.

Se removió un poco, y fue cuando notó otra mano bien enganchada a uno de sus pechos. Por el hecho de estar todavía muy somnolienta, no le prestó la atención adecuada, pero entonces sintió cómo una mano nueva invadía su cuerpo deslizándose por su cintura, hasta llegar a su intimidad y mantenerse ahí.

Eso no fue lo que la despertó por completo, lo que la despertó de verdad fue sentir como los dedos de esas dos manos comenzaban a masajear su pecho y su intimidad de manera simultánea.

Aquello fue como un golpe en la cara, pues enseguida abrió los ojos.

Sus ojos parecían que querían salirse de órbita al ver de frente al chico frente a ella que la tenía bien sujeta de la cintura, después bajó su mirada para confirmar que, efectivamente, otras dos manos estaban bien enganchadas a ella.

En total, sí, eran cuatro manos las que estaban sobre ella; dos amarradas a su cintura, una en su pecho y la otra en su intimidad.

Volvió a subir la mirada para volver a encontrarse ese rostro angelical a centímetros de su cara, respirando con absoluta profundidad.

Parpadeó un poco perpleja, y después de unos segundos, por fin pudo reaccionar adecuadamente.

—¡¡AAAHHHH!!

La voz aguda llegó hasta los oídos de los dos varones, los cuales abrieron los ojos de sopetón al escucharla.

—¡¡AAAAHHHH!! —los gritos masculinos también resonaron por toda la habitación al darse cuenta de la posición en la que estaban y en dónde estaban sus respectivas manos.

Rápidamente se separaron de ella, aun gritando como unos locos. Marinette también continuó gritando, mientras que por inercia aventaba de la cama al descarado que la estaba tocando antes íntimamente.