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Habían pasado ya varios días desde que había dejado su Miraculous con el Maestro Fu y, por ende, a su inseparable confidente, Tikki.

Aún le dolía bastante el hecho de haberse separado de ella, pues habían pasado alrededor de tres años juntas y nunca se habían separado.

Suspiró nuevamente, recargando su mano sobre su mejilla, intentando poner atención a sus clases.

Ser Ladybug se había vuelto parte de su vida rutinaria, algo de ella que simplemente le hacía sentir más viva y fingía con su alter-ego ser una persona diferente; podía ser valiente, libre y decir lo que pensaba sin tartamudear o ponerse nerviosa como su verdadero yo.

Amaba ser Ladybug, le fascinaba la sensación que el poder le recorría por el cuerpo y la facilidad de fuerza que adquiría.

Derrotar enemigos, por más problemático que resultara, de cierta forma era entretenido. Sin embargo, ahora que posiblemente jamás volvería a ser Ladybug, había entrado en un estado de depresión que no sabía hasta cuándo duraría.

—Marinette, la señorita Bustier te ha estado llamando desde hace un momento —la codeó Alya, acaparando su atención.

La muchacha de ojos zafiro parpadeó perpleja, regresando al mundo real.

Frente a ella, la señorita Bustier se encontraba con el entrecejo fruncido y con las manos en forma de jarrón; era claro que llevaba tiempo llamándola, se veía algo molesta.

—Marinette, ¿me podrías decir de qué he estado hablando?

Alya le trató de susurra la respuesta a su pregunta, pero la verdad era que Marinette seguía demasiado absorta en su mundo como para poder entender lo que le decían.

Sin más, suspiró con resignación, levantándose de su lugar.

—No, señorita; la verdad es que no le he estado prestando atención —confesó con la mirada perdida en el suelo.

—Espero que tenga una buena excusa para no mandarla con el director —le recriminó la mayor, pero para entonces, hasta Marinette ya se encontraba harta.

Encogiéndose de hombros, guardó sus cosas y las metió a su mochila, para después salir del salón en dirección al despacho del director.

La clase, algo incómoda por la situación, volvió a ser retomada.

—Alya, ¿qué le pasa a Marinette? —volteó el rubio en dirección a la morena, tratando de ser la más discreto posible—. Se ve muy mal.

—Ya lo sé —exhaló mientras que recargaba su mano en su mejilla—, la verdad es que no me ha querido decir qué tiene; lleva bastantes días con algo de depresión.

—¿Y qué tal si la llevamos a algún lugar? —sugirió Nino con ánimo—, ya saben, para que se distraiga.

—Excelente idea; yo me apunto —el de ojos esmeralda sonrió y alzó el pulgar.

°Be my Hᴇʀᴏ° [ V̷I̷P̷E̷R̷I̷N̷E̷T̷T̷E̷ ̷ ] [ 𝗟𝗨𝗞𝗔𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 ] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora