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—A mí me puede traer un frapucciono con extra-crema batida —le devolvió el menú al mesero—. ¿Y tú?

Marinette pestañeó distraída al escucharlo, volteando a ver al mesero que esperaba su orden.

—Amm... sí... sí... igual —asintió con el rostro pesaroso.

El hombre asintió con lentitud, no muy seguro de su pedido.

—¿Estás bien? —le preguntó el rubio una vez el mayor se hubo retirado—. Hoy te noto bastante distraída.

—No es... nada...

"—Ohh... —soltó él ante el apretón—. ¡Ahh! —cerró los ojos y apretó las cobijas con los dedos—. ¡Ah, Marinette! —gruñó con fuerzas, moviéndose con dureza dentro de ella.

—¡Aggh! —la menor volvió a sujetarse de los anchos hombros masculinos por las profundas estocadas.

—Hmmppff... Oh, sí... —el de cabello cian la tomó de un pómulo y aceleró como un loco las penetraciones viéndola a los ojos.

—Vip... Viperion... —jadeó ella sin dejar de verlo."

Su corazón se sintió traicionado por los recuerdos de su mente, mientras que ella misma... bueno... ella sentía que se encontraba en otro planeta.

Negó con la cabeza y recargó la frente en la mesa, tratando de disipar aquellas imágenes y aquellos sonidos que todavía abarcaban cada parte de su pensamiento.

«Por una vez en tu vida, concéntrate en una sola cosa, Marinette»

Se regañó a sí misma, golpeteando repetidamente su frente contra el vidrio de la mesa.

—Oye, ¿de verdad que estás bien? —Adrien puso su mano en la mesa, interfiriendo que ella se siguiera golpeando—. Si quieres mejor nos vamos y lo dejamos para otro día.

Marinette alzó la cabeza y lo observó con profundidad a través de sus oscuros ojos azules.

El de mirada esmeralda tuvo que parpadear perplejo ante aquella mirada.

—Lo siento, Adrien... —se disculpó con cierta pena ante su comportamiento—, ayer pasó algo que... bueno... me tiene muy distraída —confesó con una pequeña mueca.

—Oh, está bien —lo sonrió con gentileza—, no te preocupes. Si quieres podemos tomar nuestras bebidas y después irnos.

—¿Estás seguro?

—Claro, no pasa nada —hizo un ademán despreocupado—. Podemos salir otro día y acompañados de los demás —sonrió con los dientes.

—Te agradezco —admitió un poco más tranquila.

—Aquí están sus bebidas —llegó el mesero con una charola, depositando ambas copas en la mesa con cuidado—. Disfrútenlo.

—Gracias —respondieron el gesto.

°Be my Hᴇʀᴏ° [ V̷I̷P̷E̷R̷I̷N̷E̷T̷T̷E̷ ̷ ] [ 𝗟𝗨𝗞𝗔𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 ] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora