EPÍLOGO

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BE MY HERO

Epílogo
—Adrien Agreste—

Sujetó la pequeña canastita que con tanto esmero había acomodado para que se viera lo más bonito y presentable posible.

Se puso de pie, se colocó el enorme saco negro y salió de su oficina con la canasta bien sujetada en su palma izquierda.

Todos con quienes se cruzaba lo saludaban cordialmente, e incluso algunos se reverenciaban ante su presencia. Fue amable con todos ellos, de eso nunca hubo duda alguna.

Apresuró el paso cuando revisó la hora en su reloj de mano.

«4:26 pm, seguro que está por salir a pedir su comida del día»

Dio zancadas aún más largas con la finalidad de llegar a tiempo y más rápido.

Cuando llegó a la puerta caoba de la oficina, abrió sin tocar. No era muy importante eso último.

Al entrar, encontró la estancia totalmente vacía, y temió que sus predicciones se hubieran vuelto reales.

Volteó sobre su hombro y le preguntó a la secretaria que estaba en su propio escritorio fuera de la oficina.

—Disculpe, señorita —la llamó y de inmediato la mujer se puso un poco tensa.

—¿Sí, presidente? —habló con tono claro y con la intención de no titubear.

—¿Dónde se encuentra la señorita Dupain-Cheng? —preguntó con amabilidad.

—Ah, la señorita Marinette salió hace una hora, dijo que había terminado todos sus deberes por hoy y mencionó que se fue a encontrar con su prometido.

—Entiendo, gracias —la secretaria asintió y Adrien dio la vuelta sobre sus talones, regresando sus pasos hasta el pasillo contrario.

Todos notaron su repentino cambio de actitud a comparación de cuando salió de su oficina con una brillante sonrisa.

En este preciso momento, llevaba los labios apretados en una fina línea recta.

Cuando llegó al jardín trasero del edificio, se sentó sobre una silla y soltó un enorme suspiro, echando la cabeza hacia atrás.

Claro, Marinette terminó antes su trabajo. ¿Por qué no lo pensó antes? Una vez ella empezaba a trabajar, no había nadie que la parara y no se levantaba de su silla hasta que hubiera terminado todos sus pendientes. Siempre fue así desde el primer día en que entró como pasante a la empresa.

Vio la pequeña canastita que había preparado antes para darle una sorpresa. Oh, el objeto que lo tenía sonriente varias horas atrás ahora mismo estaba provocando su rostro de decepción.

Alzó una mano y se llevó varios mechones hacia atrás mientras que continuaba con la cabeza recargada en el respaldo de la silla.

—Uy, así te ves muy sexy —ante aquellas palabras, inevitablemente se sonrojó.

Volteó a su izquierda, viendo a una joven acercarse con una sonrisa burlona.

—¿Tú qué haces aquí? —la escudriñó con intensidad.

—¿Así es como tratas a tu prometida? —Kagami se llevó ambas manos a las caderas, tratando de refunfuñar, aunque eso no le salió muy bien.

Adrien enarcó las cejas, para después negar con la cabeza.

—¿Prometida? No digas tonterías —rio ante el comentario.

Señaló el lugar junto a él, indicándole que se sentara.

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°Be my Hᴇʀᴏ° [ V̷I̷P̷E̷R̷I̷N̷E̷T̷T̷E̷ ̷ ] [ 𝗟𝗨𝗞𝗔𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 ] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora