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Marinette subió ambos pies al escritorio, después recargó su trasero en la silla giratoria, y finalmente, dejó que su cabeza cayera casi tocando el piso. Con ambos pies tomó impulso y, dándose un buen empujón con ayuda del escritorio, comenzó a dar vueltitas por la estancia mientras que su cabeza observaba toda su habitación de cabeza.

—¡Wiii....! —aulló divertida al dejar que la silla giratoria le diera un buen recorrido por su propia habitación.

Aquello le pareció de lo más divertido cuando se detuvo la silla, por lo que, con las tremendas ganas de querer repetir aquello, nuevamente volvió a empujarse del escritorio con los pies.

Comenzó a carcajear ante aquel nuevo juego que había descubierto dentro del aburrimiento de estar encerrada en las cuatro paredes de su habitación. Lo intentó una tercera vez, sin embargo, en esta, la cabeza ya comenzaba a dolerle.

—Marinette...

Al escuchar la voz masculina desde la pequeña trampilla de su habitación, su cuerpo se puso alerta y un tremendo susto la invadió. Trató de detener la silla poniendo las manos en el suelo, y a pesar de que sí se detuvo, ella se cayó ante la brusquedad del detenimiento.

—¡Marinette! —con ella en el piso y la cabeza dándole vueltas, pudo ver a un joven en traje negro acercarse rápidamente a ella. La de ojos celeste trató de ponerse en pie, sin embargo, como todo le daba vueltas, casi cae de rodillas, afortunadamente él la sostuvo rápidamente de los antebrazos para que no se cayera—. ¿Estás bien?

—Amm... sí... —se tocó la frente y maldijo por haber comenzado con sus tontos juegos estúpidos justo cuando Chat Noir fue a visitarla. El joven la ayudó a levantarse y sentarse sobre su colchón.

—¿Qué se supone que estabas haciendo? —la miró con extrañez y diversión a la vez.

—¿Ju... gando? —lo observó apenada encogiéndose de hombros. Chat carcajeó al escucharla, mientras que negaba con la cabeza. Marinette se sintió ligeramente ofendida, sin embargo, comprendió que lo que había estado haciendo de verdad había sido demasiado estúpido para alguien de dieciocho años—. ¿Qué pasa? ¿A qué has venido? —no había querido sonar tan grosera, pero es que hasta se sentía estúpida consigo misma y sólo quería desviar el tema.

—He venido a invitarte a la cena, princesa —dio una reverencia y le extendió un delicado y elegante sobre vino.

—Una... ¿cena? —estiró la mano y sujetó el sobre con bastante curiosidad.

—Así es; la cena de los superhéroes —tomó asiento a su lado y se quedó expectante de cómo habría el sobre y leía la carta.

"Héroes de París; propietarios de los Miraculous. Así como el Fénix que nace, crece, muere y renace de sus cenizas, el Guardián de los Miraculous siempre deja un legado que garantice la protección de las Joyas Mágicas y de los ciudadanos del Mundo.

°Be my Hᴇʀᴏ° [ V̷I̷P̷E̷R̷I̷N̷E̷T̷T̷E̷ ̷ ] [ 𝗟𝗨𝗞𝗔𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 ] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora