Incertidumbre

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INCERTIDUMBRE


(POV AOMINE)

Por quinta vez en la última hora, moví mi cuerpo intentando encontrar una posición adecuada para tomar la siesta. Los últimos días había tenido uno de esos malos presentimientos que bloqueaban todos mis intentos por llegar al mundo de los sueños, así que me encontraba cansado y frustrado por no haber podido dar con la raíz del problema.

Había esperado que la excesiva comodidad presente en la casa de Akashi fuera suficiente para ayudarme dormir, pero parecía que ni el gran sillón en el que me había recostado era suficiente.

— Deja de moverte, Aomine, no has venido aquí a dormir, nanodayo.

No me sorprendió que Midorima fuera el primero en regañarme cuando hice ademán de volver a acomodarme. Era algo así como la madre del grupo, aunque se negara admitirlo en voz alta, mientras que yo era el supuesto hijo rebelde que difícilmente podía controlar.

— No molestes, al menos déjame dormir en lo que esperamos. Akashi está demorando una eternidad.

Nuestras miradas se enfrentaron por unos segundos, la rebeldía contra el reproche, pero tampoco tenía ánimos para iniciar alguna discusión sin sentido. Aparté mi vista con pereza y volví acomodarme en el sofá, esta vez dándole la espalda a Mamá Teiko y fingí volver a dormir.

Desde que Tetsu nos había derrotado en la Winter Cup, Akashi había decidido preservar ese esfuerzo organizando reuniones de todo el equipo una vez al mes. "Nada más dañino que caer en el mismo error", habían sido sus palabras exactas momentos antes de dejarnos en claro que no aceptaría inasistencias.

Medio año había pasado desde entonces y no iba a negar que en cierta forma era divertido. A veces nos dedicábamos solo a jugar baloncesto en aquella cancha donde celebramos el cumpleaños de Tetsu. Otras veces viajábamos a donde estudiaba Murasakibara, solo para conocer las mejores tiendas donde comprar dulces. Y, más de una vez, terminábamos reuniéndonos en casa de Akashi por petición suya, ya que los compromisos no le permitían ausentarse demasiado tiempo de la capital o el instituto.

Esta era una de esas veces en las que debíamos esperar en casa de Akashi, mientras este terminaba sus llamadas y el último integrante del equipo aparecía.

Mi mal humor se acrecentaba precisamente por la tardanza de Tetsu. Él solía ser uno de los primeros en llegar a estas reuniones y el último en irse conmigo para hacer una parada en el Magi Burger o compartir algunos helados. Cada vez que nos reuníamos podía encontrar un sutil brillo de alegría en sus ojos celestes, prueba de lo mucho que disfrutaba estar con todos.

Era obvio que yo también apreciaba estos encuentros, pero no estaba hecho para decir cursilerías. Cada uno tenía sus propias formas de expresarse y así nos entendíamos, sin necesidad de muchas palabras.

Y era aquí, donde volvía a sentir una oleada de mal humor de solo recordar el motivo por el que había llegado puntual por primera vez. ¡Incluso le había ganado a Midorima! ¿Y todo para qué? Para nada.

Gruñí despacio disimulando el sonido con una especie de ronquido mal disfrazado. No había visto a Tetsu desde que Bakagami partió a América y de eso ya había pasado un mes.

Desde que ambos me habían vencido, había aceptado la idea de que él no volvería a ser mi sombra y que aquel pelirrojo de cejas raras era la nueva luz, la luz verdadera que tanto le hacía falta y que podría hacer todo lo que yo no pude, ni podría.

Asimilar este hecho no había sido precisamente una cosa sencilla, verlos juntos era como recibir una patada en la entrepierna que había aprendido a desahogar fastidiando a Bakagami y aprovechando al máximo los encuentros mensuales con Tetsu. El resto del mes mantenía comunicación con Tetsu por mensajes o algunas llamadas ocasionales.

Shadow (Aokuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora