Mi lugar

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(POV KUROKO)

A veces, la verdad es capaz de golpearnos con tanta fuerza que somos incapaces de mantener la tranquilidad. La paz que había logrado recuperar entre los cuidados de los gemelos y la presencia de Aomine, se tambaleó ante la realidad de mis pensamientos, el reconocimiento de una de mis mayores debilidades.

La primera pieza que me había conducido a lo que era ahora, acababa de hacer acto de presencia y mi cordura no era capaz de enfrentarla.

—¡Tetsu! —escuché a la distancia la voz del moreno.

Me desvanecía, mi cuerpo volvía a caer hacia adelante acercándose peligrosamente al suelo, el impacto quizás sería tan doloroso como el de mis pensamientos, sin embargo, los brazos del peliazul me rodearon antes de que cayera al suelo, y mis manos erráticas buscaron su cuerpo.

—Oi, Tetsu, ¿qué sucede? —me movió delicadamente, pero me resultaba imposible hablar.

¿Por cuánto tiempo me había negado a la verdad? Una verdad tan simple y sencilla como que yo, Kuroko Tetsuya, era incapaz de enfrentar las adversidades en el momento correcto. Aguardaba a que estas consumieran todo a su paso y solo entonces alzaba la cabeza para ir recogiendo uno a uno los pedazos.

Lo había hecho en la secundaria al abandonar a los chicos cuando ellos luchaban con sus propios conflictos, y solo cuando estuve seguro de que cada uno tomaría un camino distinto, decidí enfrentarlos uno por uno. ¿Habría sido otro el final si los hubiera enfrentado en el momento? Si me hubiera alzado antes de que cayeran en ese abismo, ¿les habría ahorrado aquellos meses de soledad? Quizás habría aprendido a luchar antes que huir, porque ahora había cometido el mismo error con la llegada de Haruo y el despertar de mis propias habilidades.

Asustado de mi pasado, me aferré a cualquier esperanza que impidiera que las cosas cambiaran, creí en un extranjero que llegó a destruirme y me resigné al desenlace, consolándome con la idea de que todo aquello serviría para proteger a alguien hasta que todo terminara.

Nuevamente, esperaba que el problema concluyera por sí solo para después buscar reunir los pedazos, sin embargo, esta vez parecía que no quedarían ni las cenizas si continuaba de esta forma.

Apoyé la cabeza en el pecho del peliazul, en algún momento volvía a estar entre sus brazos y mi cuerpo descansaba sobre sus piernas. Sus manos se deslizaban por mi espalda buscando tranquilizarme y solo entonces me di cuenta que estaba llorando.

—Lo siento... —susurré entre sollozos.

Sus acciones se detuvieron por un instante, y me pareció escuchar una pequeña maldición mientras me apegaba más a su cuerpo. ¿Volvería a tener esa mirada de dolor? ¿Volvía a lastimarlo?

La segunda pieza apareció para reclamar mi atención con una simple interrogante.

"¿No vas a protegerlo?"

Alguien como yo que escapaba ante la aparición de dificultades, no sabía cómo proteger a otros en medio del peligro. Por años luché por ser parte de un equipo de baloncesto, y sin embargo, terminé abandonándolo cuando la situación se volvió complicada. Intenté conseguir un lugar en el equipo de Seirin, pero una vez que apareció un enemigo di un paso al lado a la primera derrota.

Ahora, Aomine me había dado un pequeño lugar a su lado, en su hogar, en su instituto y solo unas palabras de Akashi; ofreciéndome la oportunidad de huir, bastaron para que estuviera a punto de abandonarlo.

—Lo siento, Aomine kun... —volví a repetir, enterrando la cabeza en su pecho.

Mi cobardía y mi pasividad eran los verdaderos culpables de lo que me sucedía, y la solución era tan simple que partía de reconocer aquello que tanto buscaba y nunca supe proteger.

Shadow (Aokuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora