Persecusión

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(POV AOMINE)

Existen algunas experiencias que debes conocerlas de primera mano para poder juzgarlas, en lo que respecta a mí, acababa de comprobar la letalidad del terrible castigo de dormir en el sofá y estaba seguro de no querer volver a repetirlo.

Había despertado en cuánto algunos rayos del sol se filtraron por la ventana cayendo en mi rostro, y aunque me tomó unos segundos acostumbrarme a la luz que inundaba la sala, a mi mente no le tomó mucho espabilar por completo. Realizó una rápida inspección del estado de mi cuerpo, reparando en la tensión de mi cuello y los músculos de mi espalda, junto con la protesta de mis ojos por despertar tan temprano.

Aún recostado en el sofá, con las frazadas enredadas entre mis piernas y la mirada perdida en el techo, me permití un par de minutos de descanso antes de levantarme y observar la hora que marcaba el reloj de la sala.

6:15 a.m. Toda una hazaña para mí.

Abrí la boca dejando escapar un gran bostezo, mientras caminaba hacia mi habitación con pasos silenciosos y empleaba todo mi sigilo al momento de abrir la puerta e ingresaba para sacar mi ropa del instituto.

Lo primero que busqué fue la figura de Tetsu, aún dormido en el centro de la cama con las mantas cubriéndolo casi por completo, dejando solo a la vista sus ojos cerrados y el cabello alborotado. Luché contra el impulso de apartar aquellos mechones rebeldes de su rostro e intentar alisar el ceño fruncido de su frente, siendo consciente del riesgo que supondría hacerlo, aún quería dejar que durmiera un poco más. Aparté la mirada antes de que la tentación fuera demasiado fuerte y recogí todo lo que buscaba para salir en el mismo silencio con el que había entrado.

La lista de actividades empezaba desde muy temprano y eran precisamente las primeras las que más me costarían realizar. Observé la pantalla del móvil reiteradas veces dirigiéndome al baño para tomar una ducha, pero la hora no avanzaba tan rápido como hubiera querido y retrasarlo no serviría de nada.

—Llamaré saliendo —me prometí a mí mismo.

Disfruté de lo que según yo fue el baño más largo que pude darme, sintiendo como el agua caliente aligeraba la presión en mis músculos, logrando relajarme más de lo que había esperado, lo suficiente como para sentirme con más disposición de iniciar las respectivas llamadas del día.

Observé la pantalla del móvil conforme me dirigía a la sala con una toalla amarrada a la cintura y otra sobre mi cabeza, secando el cabello. Me dejé caer sobre el sofá en el que había dormido y busqué el contacto de mi pelirrosa amiga, dándole al botón de llamar.

Timbró algunas veces hasta que una voz media dormida respondió del otro lado.

—¿Dai chan? ¿Qué sucede?

—Necesito que hables con el entrenador —dije directamente e hice una pausa antes de soltar la noticia—. Quiero llevar a Tetsu al instituto.

A través del móvil logré escuchar un golpe sordo, como si algo se hubiera estrellado e imaginé que sería la pelirrosa cayéndose de la cama.

—Oi, Satsuki, ¿estás viva? —pregunté tras un prolongado silencio.

¡Sí, sí, aquí estoy! ¿Te refieres a nuestro instituto? —respondió en un tono más agudo de lo normal, delatando su entusiasmo.

Sin poder evitarlo, torcí el gesto agradeciendo que no pudiera verme e invoqué toda mi paciencia antes de responder.

—Si.

—¿A Too?

—¿En que otro instituto estás?

—¡Kyaaa! ¡Tetsu kun va a venir a mi instituto!

Shadow (Aokuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora