Capítulo veintiuno

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--Estuvieron muy raras las chicas hoy, ¿no lo crees Reino? --Preguntó Argentina mientras salía del baño con su pijama puesto.

El británico ya estaba en la cama leyendo un libro mientras lo esperaba, pero ante la duda de su pareja desvió la mirada de las páginas que leía para ver al argentino que estaba preocupado, y eso era notable.

--Habrán tenido alguna discusión con Francia seguramente, no es nada grave ni fuera de lo común --Comentó, dejando su libro sobre la pequeña mesa que había al lado de la cama.

Argentina no se veía cómodo con la respuesta dada por el mayor, se lo veía mal, preocupado.

--No creo que haya sido sólo una discusión, UK --Confesó con algo de temor, después de todo estaban hablando también de la ex-pareja de británico-- Canadá y USA no se veían como siempre, estaban tensas, nerviosas --Agregó mientras se sentaba en la cama-- Ni siquiera me dijo algo Estados Unidos por la comida, y Canadá simplemente no hizo ni una mueca como con el guiso --Continuó diciendo.

Reino Unido suspiró ante la clara preocupación y malestar que estaba pasando el más alto al no saber que ocurría con sus hijas, y por un gran lado lo comprendía, porque era alguien de prestarle atención a los detalles, algo que sabe que aprendió por los niños del orfanato, pero también cree que quizás está exagerando un poco.

El mayor tomó la mano celestina del más alto, acariciando con lentitud sus dedos intentando así, conseguir su atención.

--Argie, sé que tu mucho más empático y detallista que yo, y si te hace sentir mejor, hablaré con ellas mañana para saber que es lo que ocurre, así quizá dejen esa actitud cohibida que describiste --Prometió, buscando hacer sentir más tranquilo al argentino, algo que sin duda agradeció enormemente. 

Argentina lo abrazó fuerte, asintiendo feliz con saber que Reino Unido hablaría con las pequeñas, porque bien sabe que ellas a él no le dirían nada, ni mucho menos querrían desahogarse con él, por lo que, que Reino tomara cartas en el asunto y fuera un padre presente le hacía feliz.

--Gracias --Murmuró, separándose de apoco del cuerpo azul del mayor, observando los rojizos ojos del mismo.

--Lo que sea por ti --Respondió, acariciando su mejilla con dulzura, provocando una pequeña, pero hermosa sonrisa en el chico de dorados ojos.


Entre rosas y risas [C.H] [A.U] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora