Capítulo 4

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Dedicado a Ange_ol

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Dedicado a Ange_ol

***

—¿Tienes planes para esta noche? —pregunté. Estábamos casi frente a su casa.

—¿Por? —respondió Charlie y levantó una ceja.

—Mi mejor amigo y yo pensamos darnos una vuelta por una pequeña fiesta que harán unos compañeros de clase. Pensé que quizás te gustaría unirte.

En realidad, no tenía idea de quién carajos era la fiesta. Martín me escribió que había juerga en la noche y simplemente le dije que sí.

—¿Tu mejor amigo? Si se parece en algo a ti, paso de conocerlo.

Solté una risa burlona.

—Venga, Charlie, si te la has pasado genial conmigo.

—¿Hablas en serio? Si Amanda le cuenta a nuestro jefe sobre el desastre que armé por tu culpa me pondrá de patitas en la calle, y créeme que ese dinero no me viene mal.

—Bah, no lo hará. Además —le sonreí con malicia—, no me digas que no valió la pena verle la cara de espanto a esa santurrona.

—Basta ya —dijo él y me empujó por un hombro, aunque estaba reprimiendo una sonrisa—. Amanda es buena gente, no quiero molestarla.

—¿En serio? ¡Qué aburrido eres!

—¿Y qué haces aquí entonces si soy tan aburrido?

—Es el universo, Charlie, me puso en tu camino para darle color a tu vida.

—Me parece bien siempre que no sea naranja.

Ambos reímos un momento y luego nos detuvimos frente a su casa.

—¿Qué dices? ¿Paso por ti? —volví a preguntar.

—No puedo, sí tengo planes.

Me sentí algo desanimado al saberlo.

—¿No te los puedes saltar por un día?

—No.

—Bien... supongo que en otra ocasión.

—¿Otra ocasión? —Arrugó la nariz con desagrado—. Pensé que ya no tendría que resistir más la tortura de verte. Creo que ya tuve suficiente de ti.

—No tienes tan buena suerte, Charlie —respondí con diversión y comencé a alejarme—. ¡Saluda a tu madre de mi parte!

Él negó con la cabeza mientras sonreía, como si se rindiera conmigo.

Al llegar a casa, subí las escaleras casi corriendo. Tomaría un baño y esperaría a mi madre para cenar. Ella es la asistente del fiscal hace varios años, así que trabaja hasta muy tarde la mayor parte de los días. Moría de hambre, pero siempre he odiado comer solo, y sabía que Nae tenía que irse temprano y de seguro ya había cenado.

Aunque tú nunca me elijas © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora