Capítulo 25

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Dedicado a Skymin_HF

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Dedicado a Skymin_HF

***

El resto de la noche fue de celebración —al menos para los que tenían algo que celebrar—. Nae estaba que no cabía en sí de tanta alegría. Casi todos sus compañeros la felicitaron por su brillante desempeño, e incluso hicimos una video llamada con papá para que pudiera celebrar con nosotros. Sin embargo, mientras más la miraba, más ganas sentía de colgarme llorando a su cintura y pedirle disculpas hasta el cansancio. Ella se merecía un hermano mejor. No a mí.

Charlie no parecía estar mucho más feliz que yo, pero ambos hicimos todo para no arruinarle su gran día. Eso sí, agradecí al cielo, a mi abuela, a la naturaleza, al karma y a todo lo que pudiera existir, cuando finalmente llegamos a casa y pude escurrirme hasta mi habitación y hacer lo que durante tantas horas había deseado: dormir y sentirme como la mierda.

Al día siguiente, fue la celebración de los músicos y el personal del teatro. Y, sí, eso implicó que Charlie estuviera en casa. Él fue a recoger a Nae sin intenciones de encontrarse conmigo, pero su plan se vio frustrado porque, entre una llamada telefónica de felicitación y otra, Nae —que siempre era en extremo puntual— aún ni había tomado un baño.

—Juro que no tardaré —se disculpó ella mientras salía a toda prisa de la cocina—. ¡Lo siento!

—Tómate tu tiempo... —susurré con ironía y me recosté de espaldas a la encimera.

Charlie estaba a un par de metros de mí con ambas manos en los bolsillos de sus jeans. Lucía tan o más incómodo que yo. Ni siquiera nos habíamos mirado de frente o cruzado una palabra desde que llegó.

—Tal parece que seguimos posponiendo el último encuentro entre ambos —dije finalmente y me decidí a mirarlo.

Suspiró y se acercó hasta colocarse a mi lado también de espaldas a la encimera.

—Lo siento. Aún no he tenido el valor de hablar con ella.

—No lo hagas hoy —pedí casi sin pensarlo—. Está demasiado feliz.

Vi de reojo que asintió con la cabeza.

—No creo poder hacerlo, de cualquier modo. Esta noche apenas tendremos tiempo para estar juntos. —Soltó un bufido y luego agregó con cierta tristeza—: Nae es demasiado genial, está hecha para destacar. Mi lugar es a su sombra.

—Bienvenido al club —añadí con sarcasmo.

—Mañana volveremos a salir y... entonces lo haré.

—Trata de ser sutil, por favor.

Me revolvía el estómago el simple hecho de intentar ponerme en los zapatos de Charlie. O en los de Nae. Solo quería que de esa noche nos transportáramos hasta tres meses después, a algún punto en el que ya todo hubiera terminado y Charlie no fuera más que un recuerdo en nuestras vidas. Porque ambos podíamos olvidarlo, ¿no?

Aunque tú nunca me elijas © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora