Capítulo 10

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Dedicado a MAY_02_

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Dedicado a MAY_02_

***

—¡Charlie! —grité a todo pulmón frente a la valla de su casa.

A pesar de que había estado hasta muy tarde con Nae la noche anterior, desperté temprano esa mañana y decidí que el día estaba más que perfecto para ir a molestar a Charlie. Su madre se asomó a una ventana con la expresión de «cordialidad» que tenía de costumbre.

—¿Qué mierda quieres con Charlie? —gritó.

«Quiero casarme y tener hijos, señora», pensé con ironía. Me limité a darle mi mejor sonrisa y a saludarla con la mano.

—¡Hola, mamá de Charlie! —exclamé con exagerado entusiasmo—. Llevaba días sin verla, ¿se encuentra bien?

—¡Bien estaba antes de que tú aparecieras!

—Buenos días, mamá —la saludó Charlie y le dio un beso en la mejilla. El cambio en la expresión de su rostro apenas fue perceptible.

—¡Hola, Charlie!

Le sonreí con emoción y agité mi mano en el aire de una manera bastante teatral. Él abrió la puerta y salió a mi encuentro.

—¿A dónde diablos vas, Charlie? —gruñó su madre.

—Daré una vuelta con Rodolfo, regreso en un rato. —Ella siguió profiriendo maldiciones, pero él no le prestó demasiada atención—. Siempre escoges los mejores momentos para aparecer, ¿cierto, Rodolfo?

—Me sale natural, Charlie —respondí y solté una risilla. Lo miré de pies a cabeza—. ¿En serio irás a algún lugar así?

Estaba en pantaloncillos cortos de deportes, con una camiseta que tenía un agujero en un hombro y descalzo.

—Claro que no —dijo, como si fuera lo más obvio del mundo—. Acabas de despertarme con ese grito que seguramente alarmó a todo el vecindario, y bajé corriendo antes de que mi madre te lanzara una maceta del jardín.

—Oh —me llevé la mano al pecho de forma dramática—, ¿tanto te importo?

—En realidad, Rodolfo, las macetas son costosas. No puedo dejar que las desperdicie en ti.

Solté una risotada y lo seguí mientras caminaba alrededor de la valla de su casa. Simplemente la saltamos por la parte trasera y nos dirigimos hacia su ventana.

—No hagas ruido —explicó cuando entramos a su cuarto—, es mejor que piense que estoy fuera por unas horas. Por cierto, ¿no era más sencillo venir directamente por la ventana o mandarme un mensaje de texto?

Se lanzó a la cama y abrazó su almohada. Sus ojos adormilados indicaban que podía volver a dormirse en cualquier momento. Y, claro, mi misión era evitar que lo hiciera. Me senté en el borde y me quité las botas y las lancé al suelo para poder subir los pies.

Aunque tú nunca me elijas © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora