Capítulo 24

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Dedicado a Pepa_M

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Dedicado a Pepa_M

***

—¡Nae, estamos aquí! —dijo Charlie.

Yo continuaba encogido dentro de la bañera, tan perturbado por lo que acababa de escuchar que no era capaz de pronunciar palabra.

—¿Charlie? —preguntó ella con asombro desde el otro lado de la puerta—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Vine a verte. Yo... olvidé que también tenías ensayo en la mañana. Lo siento.

Lo observé por un instante al ver que acababa de mentirle a mi hermana. La expresión de su rostro demostraba que estaba avergonzado al respecto. Supongo que no todos tienen una capacidad innata de mentir con tanta facilidad y sin remordimientos como yo.

El pomo de la puerta se movió ligeramente.

—No puedo abrir, ¿qué ocurre?

—Cuando llegué vi que tu hermano tenía mucha fiebre. Se... se sentía muy mal. Quise ayudarlo a bajarla y lo traje aquí. La puerta se cerró con el viento y cuando intenté abrirla se rompió el pomo. No sé qué ocurrió, creo que se atoró el seguro.

—¿Seokmin tiene fiebre? ¿Cómo está? ¿Está bien, Charlie? ¿Seokmin está bien?

La voz de Nae rozaba la desesperación. Sentí una punzada en el pecho.

Mi hermana me amaba demasiado y por mi culpa saldría herida. Me encogí mucho más y enterré mi rostro entre mis rodillas. ¿Acaso nunca en toda mi jodida vida sería capaz de hacer algo bien?

—Él está mejor, no te preocupes. Tuve que meterlo en la bañera y darle un baño con agua fría. Creo que necesita cambiarse de ropa.

—E-espera —respondió ella—. Abajo hay un juego de llaves en algún lugar. Cuídalo, Charlie, por favor.

—Lo haré, Nae, no te alarmes. Juro que está mejor.

Sentí los pasos agitados de Nae escaleras abajo. Ella debía pensar que yo estaba a punto de morir allí dentro. Y quizás mis esfuerzos nulos por hablar y decirle que estaba mejor no eran de gran ayuda. Simplemente no podía. Mi mente estaba demasiado ocupada en ese momento procesando todo lo que estaba a punto de ocurrir gracias a mí.

Tardó apenas un par de minutos en regresar. Abrió la puerta y corrió hacia mí. Se agachó a mi lado y comenzó a palparme las mejillas y la frente. Tampoco dije nada mientras lo hacía. Charlie permaneció tras ella.

—¿Cómo te sientes? —preguntó, agitada—. Te llevaré al doctor. Venga, vamos a cambiarte.

Negué con la cabeza.

—¡¿Cómo que no?! ¡Mírate, Seokmin, luces terrible!

Volví a negar con la cabeza y me resistí a su intento de levantarme.

Aunque tú nunca me elijas © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora