Dedicado a renliescritora
***
—¿Se puede saber por qué carajos llegaste tan tarde? —exigió Martín apenas abrió la puerta de su casa—. ¡Por tu culpa nos perderemos lo mejor! ¡Quizás ya ni quede alcohol!
Suspiré profundo y lo miré con cara de mierda.
—Deja de quejarte y vámonos de una jodida vez, ¿quieres? —respondí de mal humor. Lo último que me apetecía era tener que dar explicaciones, solo quería volarme lo más posible para intentar olvidar.
Inclinó su rostro para verme más de cerca. Me sentí algo incómodo ante su escrutinio. Desvié la mirada y apreté los labios. Aún los tenía bastante inflamados y supongo que seguía colorado. Abrió mucho los ojos, como si la comprensión lo hubiera golpeado de repente.
—¡Estabas cogiendo! —exclamó.
—¿Qué?
—¡Maldito seas, mira tu jodida cara! —dijo con diversión—. ¡Yo como un idiota esperando por ti y tú montándotela por ahí con algún otro cachondo como tú!
—¿Quieres cerrar la boca de una maldita vez? —respondí, exasperado.
Soltó una carcajada y se recostó en el marco de la puerta.
—Me parece que a alguien no se lo cogieron muy bien esta noche... —canturreó.
Me harté.
—¡Vete a la mierda, Martín Pancracio!
Su rostro se encogió del desagrado y del horror al escucharme. Yo soy una de las menos de cinco personas que conocemos su nombre completo, y creo que los demás son sus padres y la persona que lo inscribió al nacer. ¿Qué estaban pensando al llamarlo así? Ni idea, solo sé que ese es su «Talón de Aquiles».
—¿Qué he hecho yo para merecer esto? —se quejó con dramatismo. Sin embargo, yo ya había comenzado a caminar en dirección a la fiesta. Cerró con prisa y se apresuró a alcanzarme—. Ya veo que estás en tus días, ¿no?
Lo miré de reojo a modo de advertencia.
—Oh —exclamó con ironía e hizo gestos graciosos con las manos—. Siento que mis impetuosas palabras hayan osado lastimar a tan sensible criatura como usted.
Lo empujé por un hombro y su carcajada hizo eco en el área. Incluso yo me vi obligado a reprimir una sonrisa. Pero mi expresión volvió a enseriarse de inmediato. No había forma de borrar de mi cabeza todo lo que había ocurrido en casa de Charlie. Necesitaba alcohol. Mucho.
Pasé toda la noche sentando con amargura en una esquina, bebiéndome todo lo que Martín me consiguió. Empecé por un par de vasos y terminé tomando directamente de una botella. Lo que más me ha gustado siempre de Martín es que no hace preguntas. Sabía que me sentía como la mierda y ni siquiera tocó ese tema, solo intentó animarme con sus pésimos chistes sexuales y me buscó todo un arsenal que me permitiera colocarme e intentar olvidar.
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Aunque tú nunca me elijas © [✓]
Romance"Quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca". -Popol Vuh. ** Seokmin nunca pensó que su historia de amor comenzaría con los reclamos de una señora gruñona cuando su cachorro se orinó en la valla de la casa equivocada. Pero fue justamente...