Choque de miradas.

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-Advertencias-

·Los personajes son adultos./ Mundo sin quirks./ Narrado en primera persona.

·(Infundí una parte de mi lado más baboso con este hombre.) 

·(No entendí ni apliqué lo que significa la palabra MICRO-escenario porque lo único micro acá será mi vista miope.)

·····



Desde que salí a la calle y lo vi a él, todo mi entorno se volvió como una película romántica; de esas con un amor empedernido que me animo a ver en las madrugadas de fin de semana, donde me tomo un descanso del trabajo y donde ninguna de mis amigas está disponible para hacer algo de índole más divertido. Me sentí como la protagonista del filme, donde ve a su ser amado en cámara lenta y parece haber alrededor efectos de color rosa con flores y corazones cayendo inexplicablemente del cielo.

Puedo decir que me quedé sin aire cuando registré a ese hombre y grabé su imagen de cuerpo completo en mi mente. Piernas largas, esbeltas y aparentemente fornidas —su jean no era tan ajustado como para saber ese dato—; cintura fina y torso en forma de triángulo invertido, que me atrevo a jurar que su postura de brazos cruzados incrementaba el volumen de sus pectorales, lo cuales se marcaban bajo la tela de su remera oscura. Luego de contornear exhaustivamente con mis ojos sus piernas cruzadas, manteniendo su cuerpo apoyado en el capó de un auto estacionado, pasé a anclarme en sus brazos. ¡Y qué brazos! 

También se hallaban cruzados, y con gran fuerza porque, desde mi posición —a unos diez o quince pasos—, se veían tensos. Bajo la luz solar de la hora pico del mediodía, sus venas eran notorias a grandes niveles en la única mano visible, apoyada sobre el bíceps del brazo contrario. La punta de sus dedos era de un color más marfileño que su piel, connotando la fuerza infringida con cada músculo; y las venas que por largo rato observé, analicé, memoricé y me baboseé, iniciaban su trayecto desde los codos hasta recorrer como dulces canales los nudillos de su mano y que tentaban a las mías a seguirlas con curiosidad.

¿Por qué mi primer pensamiento es cuan bien podrían alzarme al aire esos brazos y sujetarme mientras sus caderas me aprisionan contra la pared? Definitivamente, debo parar con la lectura erótica en mis tiempos libres, o debo alzar una demanda en contra de las escritoras que me inculcan sus mejores fantasías. 

Mis ojos ascendieron como serpientes sobre sus hombros; tan amplios, anchos, fornidos... Donde quizá mis piernas encuentren un lugar cómodo y de apoyo en esa zona junto a su cuello. Aunque su pose se mantenía medianamente encorvada, su contextura completamente endiosada por mis ojos no fue afectada; al contrario, le aportó aires de indiferencia, confianza..., ese noséqué de un hombre que me llama tanto la atención y me hace suspirar. Además, me hizo fantasear la solidez  de su espalda, los hoyuelos entre sus omóplatos al tensar los voluminosos músculos... y quizá donde las marcas de mis uñas quedarían muy bien, a juego con su tono de piel.

No soy una gran artista, pero puedo dejar lindos trazos sobre ese magnífico lienzo si sé que me va a agitar como desodorante vacío con cada uno de sus músculos.

¿Y por qué fantaseo con que ese hombre en la cama da tan duro como a un cajón que no cierra? Porque su cara me hizo crear ese escenario en la mente sin mucho esfuerzo. Su expresión no solo era seria, sino que también llevaba un aire de cierta molestia, de superioridad, quizá. Me hizo creer que tenía un carácter tan duro como el concreto, que no se dejaba pisotear por nadie y llevaba en sus rasgos la pura materialización del orgullo. Era como de esos tipos que van por la vida con los objetivos claros, pensando a lo grande y no están para perder el tiempo con nimiedades.

Micro Escenarios de Bakugõ Katsuki •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora