Ven a mí.

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-Advertencias-

·Mundo sin quirks./Los personajes son adultos./ A.U: universo al estilo Sherlock Holmes.

·Éste es un poco más largo que los anteriores.

·····



—Te encontré —exclamas con jadeos, orgullosa pero un poco cansada por aquella latosa, exhaustiva y larga investigación en busca de aquel hombre. El que ahora mismo se encontraba detrás de un escritorio viejo, en una oficina en ruinas de un edificio abandonado, el que menos esperaban el resto de investigadores pero que tú, luego de seguir su rastro, lo encontraste.

—Ya veo, nena. —Su voz suena más áspera y ronca de lo que esperabas.

Pese a tu presencia en el umbral de la puerta, el hombre de cabello rubio y aspecto indomable, no se inmutó y mantuvo su postura relajada, con sus zapatos sobre el escritorio y su torso reclinado en el asiento. Portaba una pequeña sonrisa en su rostro, reflejando gran altivez y, también, mucha arrogancia por la manera en la que sus ojos rasgados te miraban de pies a cabeza.

Ignoraste de sobremanera el mal ambiente que los rodeaba; con humedad en las paredes; muebles viejos y rotos a un costado; las persiana un tanto dañadas, dejando entrar los últimos rayos de sol de la tarde; y un cúmulo de papeles que se encontraban dispersos sobre el escritorio y continuando por el piso, volviendo un oasis el camino hacia él.

—Creí que serías más lista y no vendrías por mi —vuelve a hablar, apoyando un codo sobre el reposabrazos y deslizando su dedo índice por su mentón.

—Soy detective. Es mi trabajo —afirmaste, seria.

—Y como hueso al perro, me diste lo que tanto busqué.

Enarcas una ceja ante su comentario—: ¿Tanto esperabas mi llegada?

No responde y se queda en silencio por varios segundos, los cuales te resultaron eternos dentro de esa habitación. Sus ojos rojos siquiera parpadeaban al verte desde su posición y parecían divertirse al ver tu pose rígida, estando alerta y a la defensiva.

—Eres una estúpida —habló de repente. Tus cejas se alzan sorprendidas.

—¿Criticas cuando tienes frente a ti a una detective que pudo descubrir quién estaba detrás de tantos asesinatos y la única que pudo hacer lo que otros veinte hombres no pudieron?

La sonrisa del rubio se ensancha. Pareció gustarle ese orgullo que tanto denotabas.

—Fui la única que pudo encontrar, seguir y descubrir tu paradero con todas las falsas pistas que dejaste —agregaste, por último.

—¿Y si solo las dejé para ti? —Su voz sonó en un ronroneo.

Frunciste tu ceño, confundida—: No tiene sentido. ¿Por qué tú, Bakugõ Katsuki, el asesino más buscado, dejaría a proposito pistas para que una detective cualquiera te encontrara?

—¿Detective cualquiera? ¿Así te autoproclamas luego de tu jodido discurso tan arrogante?

—No esquives mi pregunta —dijiste, molesta—. ¿Hace cuánto, Bakugõ Katsuki? ¿Hace cuánto que eres el más buscado? 

Entorna su mirada en tu dirección y su dedo índice delinea la curva de su labio inferior.

—Trece años.

—¿Y vas a decirme que luego de trece años solo te dejaste capturar? —Hiciste una pausa antes de continuar—. ¿O no admites que arruiné tu racha?

Micro Escenarios de Bakugõ Katsuki •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora