-Advertencias-
·Los personajes son adultos./ Bakugõ y la lectora son pareja.
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—Deberías escucharlo... Aunque sea una vez —le susurraste al rubio, quien mantenía reposada su cabeza sobre tu regazo, relajándose ante las caricias que le dabas en el cabello. Su cuerpo se mantenía recostado en todo el sofá y soltó un gruñido desde el fondo de su garganta, negado ante tu consejo.
—Que se joda Deku. Que no sea entrometido —se queja y esbozaste una sonrisa ante su capricho orgulloso por no aceptar mantener una plática que el portador de cabellos verdes deseaba tener con Bakugõ.
—Pero está emocionado. —Te reíste al recordar el estridente chillido que soltó cuando Bakugõ le contó la noticia de que pronto serían padres—. Quiere aconsejarte y quiere lo mejor para nosotros.
—Yo puedo darles lo mejor, no Deku —afirma con su tono ronco, ladeando la cabeza hacia tu abultada panza y posando la punta de su nariz en ella. Lo viste cerrar los ojos mientras brindaba pequeñas caricias, provocándote un suave cosquilleo con su respiración.
Soltaste una pequeña risa y llevaste tu mano libre a su pecho descubierto, pasando a darle también caricias allí y sintiendo el fuerte latido de su corazón contra la palma de tu mano.
—Yo le daré lo mejor a éste mocoso... Y a ti. —Abrió sus ojos para verte y una gran calidez afloró desde el centro de tu pecho, deslizándose por tu cuerpo como una suave y dulce miel por ver ese brillo determinado en Bakugõ que, desde el minuto cero en el que se enteró de tu embarazo, jamás se separó de ti, aumentando su sobreprotección ante todo.
Plantó un casto beso en tu panza y volvió a mirar al techo, apoyando su mejilla en el lugar previo que dejó pequeñas caricias.
—¿Y si él tiene algún consejo que nos podría ayudar para el día del parto? —cuestionaste, negada a que su orgullo ganara.
Bakugõ chasquea la lengua antes de responder—: El jodido Deku no tiene idea de lo que habla. Solo porque él ya haya tenido dos críos no significa que... ¡Ey! —Se sobresaltó e irguió su postura con celeridad, apoyando sus codos sobre el sofá.
Abriste los ojos sorprendida por su abrupto salto, sin comprender qué le sucedía.
—¿Qué pasa?
—¡El mocoso! —se quejó, mirando con recelo y confusión tu panza—. ¡El mocoso me pateó!
Dos segundos de silencio existieron entre los dos, antes de que estallaras en una fuerte carcajada.
Jamás habías visto tal cara de asombro, pasmo y molestia en Katsuki, y mucho menos al ser la primera vez que presenciaba una patada de parte del bebé. Básicamente, el padre, en esos ochos meses que llevaba tu embarazo, jamás había podido sentirlo de tal forma, siendo el único de todo su entorno en no poder hacerlo. Cada persona que te visitaba y posaba sus manos en tu panza, lograban sentir una pequeña patada del bebé o sus manitos acariciando el vientre por dentro... Sin embargo, éste parecía negarse a aparecer cuando las manos de su padre se posaban allí... Estando negado a brindarle contacto a su progenitor.
Te carcajeaste ante su sorpresa y manera de reaccionar al punto de que pequeñas lágrimas se asomaron en las comisuras de tus ojos. Las secaste con una de tus manos y abriste los parpados para ver a Katsuki pero, al hacerlo, tu risa se detuvo repentinamente y una parte dentro de ti se derritió al verlo acuclillado en el suelo, con ambas manos sobre tu vientre y su rostro muy cerca de él.
Una gran sonrisa deslumbraba en su cara, sintiendo orgullo, felicidad y emoción al haber tenido ese primer contacto que por mucho tiempo lo tuvo molesto e enfurruñado —más aún al ver que hasta Todoroki podía sentir a su hijo y él no—. Ahora, sobre sus grandes palmas posadas sobre ti, Bakugõ podía sentir el roce suave que le daba el bebé con sus manos. Los ojos del rubio se mantenían achinados y unos hoyuelos afloraban en sus mejillas por tal sonrisa.
—Maldito mocoso, hasta que al fin apareces conmigo —murmuró con suavidad—. Soy tu padre, joder. Al único que debes patear así de fuerte es al estúpido de Deku, ¿oíste?
—Katsuki —lo reprendiste por el comentario, pero la sonrisa boba que ahora portabas le quitaba poder a tu queja.
Él alzó el dedo índice hacia arriba, indicándote que tomaras silencio.
—Es mi mocoso. Yo lo voy a educar y le diré a quién debe patear así. —No pudiste evitar reír ante su comentario—. Será fuerte... Como su padre, claro. —La petulancia era algo que nunca faltaba en él. Luego, deslizó ambas manos con lentitud y suavidad sobre tu vientre, contorneando su forma y observando enternecidamente tu piel, cosquilleando en su interior esas ansias de que el último mes avanzara para poder tenerlo entre sus brazos.
Aquel día, no solo fue la primera vez que el bebé logró contacto con su padre sino, también, fue el primer día en el que viste a Katsuki tan emocionado, sin despegarse de tu vientre, hablándole mientras que, del otro lado, esos pequeños oídos apreciaban la ronca y suave voz de su padre.
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Micro Escenarios de Bakugõ Katsuki •
FanficDicen por ahí, que la magia de la vida se esconde en los pequeños momentos. Para poder entender mejor esa expresión, me atreví a crear un libro con muchos escenarios que demuestran cómo un sentimiento tan grande cabe en un escrito tan pequeño. ¡Bie...