Miedo rompe corazones.

8.4K 598 27
                                    

-Advertencias-

·Los personajes son adolescentes./·Mundo sin quirks.

·····



—Oye, Bakugõ... —Kirishima ululó a su lado, viendo a su mejor amigo con cierta expresión apenada—. ¿Cuándo vas a asumirlo? 

El rubio parpadeó como si hubiese salido de una nube y lo miró de reojo, con gesto arisco.

—¿De qué mierda hablas? Sé claro.

Kirishima suspiró.

—Hablo de (Nombre) —aclaró, y Bakugõ se tensó al oír tu nombre—. Llevas viéndola hace más de diez minutos.

El pelirrojo orientó sus ojos al frente, encontrándote al instante a la lejanía, en el centro de la pista de baile que creaban las personas en la sala de la casa de Tsuyu; fundadora de la fiesta de ese sábado. Kirishima estaba alegre por ti al verte bailar con tus amigas, pero no pudo evitar su rostro angustiado, donde apretaba con frustración sus finos labios y exhalaba otro suspiro por la nariz. Volvió a mirar a su amigo y a su postura totalmente cruzado de brazos, recargado contra la pared.

—No dejas de decir malditas estupideces desde que llegamos. ¿Acaso ya estás ebrio? —se quejó malhumorado, tenso y a la defensiva. Clavó las puntas de sus dedos en la piel de sus brazos.

—No he tomado nada. Lo sabes —rebatió serio pero con suavidad.

Bakugõ bufó y chasqueó la lengua.

—¿Para qué demonios voy a querer verla, hah? —Alzó la voz—. Ni siquiera me interesa qué es lo que haga con su maldita vida.

—No creo que eso sea cierto. Hace unos meses ustedes-

—¡Dije que no me interesa! —lo cortó con brusquedad, lanzándole una mirada filosa.

El silencio se hizo entre ellos. De fondo, siguió resonando la alta música y el murmullo de las personas.

—Bakugõ... —Kirishima a veces no sabía cómo lidiar con el orgullo y la terquedad de su mejor amigo. Y en el tono de su voz sonó la suplica, pidiéndole que dejara de mentirle.

Bakugõ lo intuyó y se sintió acorralado. Supo que ante él no podía ocultarse en ningún lugar. Kirishima lo conocía demasiado. 

Empujó la pared con su espalda para erguirse y ladeó su cuerpo para enfrentar a Kirishima..., pero no se atrevió a mirarlo. Sus ojos cayeron al suelo y se centraron en un vaso plástico abandonado y roto, junto a una servilleta hecha un ovillo. Su rostro estaba arrugado por un ceño fruncido, no obstante, sus ojos se veían decaídos, abatidos. Cargando una angustia que no toleraba.

—Nunca hubiésemos llegado a nada —explicó con voz ronca y profunda, ya algo serena ante la rendición de hablar con el pelirrojo—. Pero que te quede claro de una jodida vez que ella no me interesa... Ya no.

—¿Que nunca hubiesen llegado a nada? —repitió con gran asombro, abriendo sus ojos hasta el límite—. ¿De qué estás hablando, Bakugõ? Ella te esperó por mucho tiempo y te dio muchas oportunidades para que puedas decidir si estabas dispuesto a tener algo serio. Pero porque has tenido miedo y la ignoraste es que ella se cansó.

—¡No tuve jodido miedo, idiota! —Alzó el rostro para verlo con enojo y tensó su mirada rojiza... Tan amenazante como débil—. Deja de decir mierdas que me enferman, maldita sea. No ocurrió nada porque yo no quise y ya. Entiéndelo de una puta vez. 

—¿Que no quisiste? —Kirishima volvió a repetir, estirando una comisura ante la incredulidad y alzando sus pequeñas cejas—. Bakugõ... ¡Pero si estás loco por ella! Desde siempre fue así pero te cuesta aceptarlo porque es la primera vez que te sucede. ¿O te olvidas todo lo que vivieron juntos? Pero al momento en que ella quiso formalizar lo vuestro, cortaste todo y la ignoraste.

Bakugõ sabía que su amigo lo conocía... Y decía una verdad de toda esta historia que él siempre negó. Pero aunque escuchara las palabras tan cerca de su oído, aunque en su fuero interno lo reconociera..., por otro lado, no las quería aceptar. Mucho menos ahora.

—Maldita sea. Joder —gruñó entre dientes, frustrado, apretando sus parpados para que todos sus pensamientos sobre ti cesaran de una vez. Y es que te tenía dando vueltas dentro de su cabeza todo el maldito día. Cerro sus manos en puños hasta clavar las uñas en sus palmas—. Cállate la boca, imbécil. Solo cállate. ¿Quieres? ¿Ahora se supone que lo sabes todo? Ya es suficiente. Es una perdida de tiempo hablar de esto... ¿No lo ves...? Ella incluso lo olvidó.

—Ella no iba a esperarte por siempre... Pero sabes que te amó. Apuesto a que aún te ama —susurró, esperanzado; queriendo que su amigo se desterrara del orgullo y los temores para dar paso a lo que sentía. Observó por unos instantes su mirada baja, su postura encorvada, cómo apoyaba un hombro contra la pared mientras guardaba sus manos en los bolsillos de su pantalón. Nunca antes había visto así a su amigo. Aquella mirada dolida en un rostro molesto, le estaba rompiendo el corazón a Kirishima—. Oye... No es tarde para que te declares y le digas la verdad de lo que sientes por ella —animó, y sonrió para él—. Ella quizá aún sigue esperand...

Kirishima detuvo sus palabras cuando se quedó sin aire, justo en el momento en que alzó la mirada y la dirigió al grupo de personas en la pista de baile... queriendo buscarte. Pero lo que halló cortó su aliento y desmoronó sus esperanzas, así como desvaneció su alegría para levantar a su mejor amigo. 

Bakugõ notó su actitud y lo observó; encontrándose con sus ojos abiertos de par en par, sus cejas fruncidas con pena y sus labios entreabiertos, dejando ver la punta de sus afilados dientes. Cuando giró su cuello para ver hacia el mismo lugar, al instante, se arrepintió.

Perdiendo su última gota de esperanza, vio cómo un chico tomaba tus mejillas entre sus manos para dar un beso a los labios que él alguna vez también besó y que siempre anheló.

El aire abandonó sus pulmones y no se movió de su posición, sin embargo, adversamente a ese hecho, se sintió como si estuviese cayendo a la deriva, perdiendo la fuerza en sus músculos y creyendo que la causa era aquella ardorosa y molesta puntada en el pecho, justo del lado donde los latidos de su corazón se habían acelerado. Un profundo vuelco en su estómago —diferente de los que sentía cuando tuvo la oportunidad de estar contigo— le hizo contraer su abdomen para evitar y contener la bilis que ascendió por su garganta. El malestar se volvió profundo y, aunque no oía nada ni sentía los preocupados y angustiados ojos rojos de su amigo fijos en él, todo su entorno lo irritó. 

A Bakugõ le hubiese gustado decir que la imagen ante sus ojos lo molestó, lo cargó de celos e ira... Pero solo sintió que toda calidez gestada por un sentimiento dentro de su pecho, poco a poco, se iba desvaneciendo.

—Esta fiesta es un asco —murmuró con un tono áspero y seco, muy bajo, con un color de ojos opacado que se apartó de ti con dolor—. Me voy.

Su cuerpo se sintió como plomo cuando se despegó de la pared y sus pies parecían estar pegados al suelo cuando obligó a sus piernas a salir de allí. Toda la situación la sintió irreal, ajena, y ni siquiera podía moverse para esquivar a las personas a su alrededor.

La voz de Kirishima a sus espaldas era tan lejana como un eco. Así tanto como esa pequeña y tan diminuta voz en su cabeza que hace tiempo le pedía a gritos que rompiera con sus inseguridades... antes de que le rompieran el corazón.


·····

Micro Escenarios de Bakugõ Katsuki •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora