Un padre ingenioso.

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-Advertencias-

·Bakugõ y la protagonista son adultos y una pareja./·Universo de BNHA.

·····


Ante sus ojos, Bakugõ tenía uno de los grandes retos nunca antes vistos. Uno que jamás sus manos habían realizado hasta el momento y que no se le había cruzado por la cabeza realizar algún tipo de práctica para anticiparse al hecho. De sus híspidas manos, como héroe, toda su vida solo habían salido inmensas y poderosas explosiones que derrotaban a villanos y salvaban a personas. Y cuando atravesaba el umbral de la puerta y se quitaba su traje, aquellas mismas manos eran las que realizaban tareas domésticas, simples para él, o se empeñaban a demostrar sobre ti lo que sus palabras no sabían expresar y lo que su corazón cálidamente sentía.

No obstante, este mismo reto que le suponía una dificultad, no tenía nada que ver con lo que su mente ya conocía en habilidades. Era claro que cualquier poder o don, cualquier dominio en batalla e ingenio en estrategias, no era para nada útil.

Pero, si era un reto, significaba que el héroe Dynamight iba a vencerlo.

Desde hace tiempo, entre tú y él habían coordinado un modo de tener turnos de trabajo en diferentes horarios, para que la casa jamás quedara sola y cada uno pudiera cumplir las responsabilidades que conllevaba tener un hogar. Mientras Bakugõ asistía a la agencia en el horario diurno, tú lo hacía en el nocturno. Por mucho tiempo sus planes se habían dado de esta forma, sin embargo, desde que el viernes por la noche te habían asignado una misión que se extendería por varios días, todo había cambiado y Dynamight se había tomado su descanso para estar presente al cien por cien en el hogar y con su querida hija.

La pequeña Yuna ya había cumplido sus tres años de edad, y este año ya asistía a la sala de infantes. No obstante, ésta era la primera mañana de un lunes en la que Bakugõ se encontraba presente junto a ella y, ante sus ojos y para sus manos, el reto de peinar su rebelde y rubio cabello también era uno de los primeros. Como siempre llegaba del trabajo sobre el horario vespertino, jamás había tenido la posibilidad de ser él quien llevara a Yuna al jardín de infantes, sino que eras tú la encargada de ello.

Ahora sus rojizos ojos analizaban con seriedad y un ceño profundamente fruncido sus propias manos; tan grandes, ásperas, dañadas por el uso de su quirk y pintadas de pequeñas y blanquecinas cicatrices como estragos de las batallas de antaño. Ahora, estas manos eran las que atenderían a su hija para dejar del mejor modo presentable su sedoso y suave cabello. Cosa que jamás había hecho antes.

Sentado en una silla en la habitación de Yuna, con la dulce niña sentada en su regazo, centrada en peinar ella misma el artificial cabello verdoso de un pony, Bakugõ miró el neceser sobre la pequeña mesa a su lado que desbordaba en coletas, hebillas y broches de diferentes tamaños y colores para decorar el cabello. Volvió su rostro para observar el pelo de su hija; tan similar al suyo, tanto por su claro color como por su llamativa forma, con la diferencia que el de ella era más largo hasta llegarle a la mitad de su espalda.

Repetidas y variadas veces, Bakugõ se había pasado el tiempo observando el modo en que tú te peinabas, te alistabas y te dabas atención, y aunque solo lo había hecho para admirarte y profundizar ese potenciado latido tan tórrido dentro de su pecho, ahora debía recordar esos momentos para saber exactamente qué hacer.

Por nada del mundo se le había ocurrido mandarte un mensaje para preguntarte cuál de todas las coletas usar entre la infinidad que la niña ya tenía a sus tres años. Tampoco se le ocurrió llamar a su madre para que le dijera un modo de hacerlo y no dañar a Yuna. Mucho menos interrogar a Kirishima a fin de que ambos pudieran llegar a una solución en la cual las mujeres no se vieran involucradas para no darles opción a burlas.

Micro Escenarios de Bakugõ Katsuki •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora