Capítulo cinco: Caprichos y amenazas

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-Tenemos que hablar- eso fue lo primero que escuché a la mañana siguiente cuando abrí la puerta de mi cuarto.

Encontrarme a Lars frente a mí en la casa de mi supuesto padre no era algo que esperaba que pasara.

Cuatro. Tres. Dos. Uno.
Una sola razón para no matarlo aquí mismo y con mis propias manos.

Me empuja hasta adentrarse conmigo al cuarto y luego cierra la puerta con seguro; me alejo de él manteniendo la cordura, ese León sabe lo que hace.

-¿Qué es lo que quieres Lars?- me mira con una chispa de molestia en su mirada y se acerca solo dos pasos a mi.

Va bajando su mirada hasta que ve un pequeño morado por la matanza de anoche, sube su mirada molesto y termina de acercarse a mi lanzándo mi cuerpo a un sillón de extraña forma y colocándose el sobre mi.

-¿Quien te ha hecho eso?- sostiene mi mano y luego la suelta pasando su mano desde mi cintura baja hasta mi clavícula. Definitivamente fue una mala idea haber pensado que podía bajar solo en traje de baño hasta el jacuzzi que descubrí ayer.

Ahora Lars tiene todo mi cuerpo en bandeja de oro y lo aprovechará.

-Alguien que ya está en el infierno- susurro tratando de separarme de él. Lars toma una de mis piernas y la enrrolla sobre su cintura, se cierne sobre mí rozando su creciente erección llevándome al límite.

Suelto un pequeño gemido y me toma con una de sus manos por mi cuello.

-No pienso dejar que te vuelvas a escapar- maldito sabe lo que tiene que hacer para volver a tenerme a sus pies, pero yo también se jugar a las cartas.

-No estés tan seguro de eso- acerco mis labios a su mandíbula, la muerdo y dejo un pequeño beso- mejor te vas con aquella rubia del aeropuerto- me mira confundido y segundos después vuelve a sonreír tan arrogante como hace unos años.

-No debes ponerte celosa o no te bajaré el cielo- ja. Que gracioso.

-No necesito el cielo cuando ya puedo tener el infierno a mis pies- sonrio y le guiño un ojo. Sin previo aviso estampa sus labios junto a los míos, el sabor de la mente es sutil bajo lo caliente de su experta lengua y lo frío de aquel pequeño metal en su labio inferior, paso lentamente mi lengua sobre él y luego jalo de él con mis dientes.

Lars fácilmente se deshace de la parte de arriba de mí traje de baño dejando mis senos descubiertos, deja de besarme y baja por mi cuello trazando una línea húmeda hasta el medio de mis senos.

-Es hora de que sepas quien es el único que puede meterse entre tus bragas amor- oh no lo creo cariño.

Lo golpeó en su entrepierna y lo dejo gruñendo de dolor en el sillón.

-Esto no será tan fácil como la primera vez cariño- me río y salgo de la habitación luego de colocarme la parte de arriba del traje de baño, bajo las escaleras encontrándome con Rosa y terminamos de llegar al área de la piscina.

-Imagino que ya te encargarte de tu padre- la miro apenas entramos en las cálidas aguas.

-Estará a salvo por lo menos unos cuantos meses más, no dudo en que lo lleguen a encontrar pero eso ya no es mi problema- claro que es mí problema pero mientras menos me preocupe por eso menos estaré cómodo maniática trazando planes de escape cuando me tengo que concentrar en evitar a Lars y cuidar el imperio que no sabe que tengo- Nos iremos está misma noche sin que él lo sepa, no será difícil drogarlo. Tomara todo lo que le ofrezca sin preocuparse- me río y nadamos un rato.

- A penas toquemos nuestro apartamento tendremos que salir a una reunión de urgencia con Diablo, está como loco ya que le acaban de robar cinco millones en mercancía- casi me ahogo cuando escucho esas palabras de parte de Rosa, hace menos de dos días que la mercancía estaba segura en el puerto y justo hoy me dice que yo es así.

Mis planes siempre son perfectos, jamás tengo errores y nunca se repiten las mismas transacciones. No existe razón para que la mercancía no llegara a manos del hombre.

"Estamos en problemas."
"Tienes que solucionarlo."
"Mata al maldito que nos robó."

Pero claro que lo mataría, lo mataría si lo tuviera frente a mí en estos momentos.

Tomo mis cosas y terminó de arreglarme, tomo un trapo lleno de cloroformo que Rosa había preparado segundos atrás y justo como estaba planeado entra Lars de espaldas a nosotras. La luz sigue apagada así que ni es muy inteligente cuando ni se inmuta en aprenderla, me acerco y saltó a su espalda colocando el trapo sobre su boca y nariz, el cabrón me estampa contra el espejo de la pared para que lo suelte y por mucho dolor que sienta no lo hago.

Trata de no respirar pero se que no durará mucho, antes de desmayarse me estampa contra la pared otra vez y cae al piso.

-Maldición eso debe doler- la miro molesta.

-Cla..claro que duele maldita- me sostengo unos minutos con su ayuda hasta salir de aquella mansión.

-No va estar nada feliz cuando se despierte y te aseguro que te va a ir peor de lo que ya te va- suspiro mientras me ayuda a subir al lado del copiloto, la veo rodear el auto y se sube, arranca el auto y salimos a todo lo que da quemando las llantas del auto.

-No me importa, todo lo haga se lo merece por ser un completo idiota infeliz y todos los insultos que no puedo pensar en este momento- tomó una pastilla de lo que sea que se encontrara en esa bolsa y me la trago sin nada.

Espero que haga algún efecto porque este dolor no me dejará dormir las tres horas de carretera que apenas comienzan.

-Linda te vas a desmayar en cualquier momento- Rosa de ríe cuando ve lo que acabo de tomar.

-¿Qué se supone que es?- le pregunto reclinando el asiento.

-Oh créeme que no lo sé, pero sí sé una cosa y es que te volará la cabeza- la desgraciada se ríe más duro y le sube volumen a la radio.

No se lo que estoy escuchando pero sí sé lo que veo y son un sin fin de colores pasteles asquerosos con un gran perro de peluche usando pantalones y cantando Save your tears de The Weeknd junto con un par de patos amarillos.

Veo cómo la cara de Rosa se deforma constantemente, tapó mis ojos un par de veces y luego veo por la ventana del auto para volver a a cerrar los ojos. Estamos en un auto pero por la ventana veo nubes y agua.

¿Qué carajos pasa?

Poco a poco siento como voy cayendo en un espiral de dulce hasta que todo se torna negro y un par de susurros se dejan de escuchar.

Juego de malditos (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora