Juego de malditos (+21)

Capítulo dos: Manipulación

"Capítulo para mayores de 18."

Nos vemos para una tercera parte de nuestros locos amantes.

¿Siguen en el juego o no están preparados para lo que viene?

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Lo primero que veo al abrir mis ojos son colores negros y rojos en una habitación con muebles de caoba oscura. Respiro y sacudo un poco mi cabeza sentándome en la cama, mi brazo duele cómo el demonio, pero no es nada a comparación con la anticipación de saber en donde mierda estoy.

El ambiente huele a menta y perfume caro, en definitiva es una habitación de hombre, pero...¿cómo llegué aquí? Esa es la pregunta correcta.

—Olvidadaste mi habitación, eso no me parece justo— respiro entrecortadamente cuando noto la figura de Travon en la esquina de la habitación.

Sale de la sombra y la poca iluminación me deja ver su bien trabajada anatomía, su tableta de seis sin nada que lo cubra; solo lleva unos bóxers negros remarcando la sexy "V" que da paso a su...

— Yo no he olvidado la tuya— llega frente a mi antes de que me levante por completo obligándome a retroceder y casi caer de bruces a la cama— ten más cuidado— me sostiene con sus dos manos por mi espalda baja y yo solo me dedico a humedecer mis labios y sostenerme fuertemente de sus hombros. Me encanta volver a estar en su brazos mientras pienso en deshacerme de la ropa.

Es una de las mejores sensaciones que me han tocado vivir a su lado. Los dos desnudos, acariciando nuestros cuerpos, dando rienda suelta al deseo, sanando nuestras mentes, dándonos eso que necesitábamos desde hace tiempo.

De repente todo encaja, la locura se desata en nuestro momento, mi mente no me juega sucio y puedo disfrutar del calor que me brindan sus manos en mis caderas, en un cielo nublado, sintiendo las llamas del infierno arder en mi piel.

—Está cambiada, no es la...misma— maldigo haber dejado ese hueco en el medio de esas palabras, la habitación no es lo único que ha cambiado. Mis manos se mueven solas hasta la parte posterior de su cuello donde cuelo mis manos por su cabellera oscura y la jalo un poco... esto me trae recuerdos de hace tres años que me obligo a olvidar.

"Suéltalo."

"Aléjate."

"Mátalo."

"Atalo."

Maldición las voces habían regresado con fuerza, aprieto sus hombros y me obligo a mirarlo, él separa sus labios y sé que está listo para besarme pero no estoy segura de querer seguir con esto.

"Mátalo."

"Lárgate."

"Vete."

"Sálvalo."

Sálvalo. Esa es una nueva palabra. Lo veo directo a sus ojos y lo beso, él no ha dado el primer paso para esta desgracia, esta vez he sido yo.

Salvarlo nunca había sido una de las palabras que mi mente me dejara notar, ¿debía salvarlo a él o a mí?.

Su lengua entra sin aviso a mi boca y gustosa le dejo el paso libre, pasa sus manos hasta mi trasero y ahora me encuentro sentada sobre él en el borde de la cama.

Meneo mis caderas sobre su entrepierna haciendo que suelte un pequeño gemido.

Desabrocha mi sostén y lo lanza por algún lado de la habitación. Dejando mis pechos frente a él.