Capítulo veintiséis: Un mundo cruel

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"-Ahora estoy esperando la tormenta, crecientes deseos de saciar los demonios. Este es mundo cruel para semejante pureza."
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Ni en mis más grandes pesadillas había llegado a sentir tanto pánico como en este momento. La chica o el ángel que se encontraba parada frente a mí, mantenía su cabello castaño lacio peinado hacia atrás dejando su perfecto rostro con algunas pecas libre para que yo lo pintara en mi mente; el vestido gris de gran escote en su espalda me daban un vista de algunas líneas negras en su cuello.

Tatuajes, semejante diosa había marcado su cuerpo con algunos diseños que no podía ver en su totalidad, mi pasión siempre ha sido pintar y ahora yo la quería pintar a ella. Venus era un misterio, un misterio que yo quería plasmar a color, pero sinceramente ella no se parecía a ningún color que haya visto nunca en mi vida y mucho menos a ninguna silueta que haya dibujado antes en mi corta existencia.

La chica de fuego sonrió dejando a la vista una perfecta dentadura blanca y un poco afilada como si de un verdadero demonio  se tratara. Lo primero que hizo mi cuerpo fue avanzar dos pasos cerca de la chica para volver a tomar el control de la situación; su actitud, su porte y su voz la dejaban ver totalmente amenazante. Difícil de creer cuando por otro lado, su cuerpo y su melodiosa voz se asemejaban a las de un angel.

—¿Lo he dejado sin palabras?— la chica volvió a sonreir pero esta vez sin mostrar su aperlada dentadura. Me fije en sus ojos, ella no había roto el contacto visual en todo el recorrido, tomando la delantera de mi alrededor.

—Está en lo correcto, querida Venus— al fin había recuperado el habla, nunca me había pasado pero estaba seguro de que esa no sería la última vez. La primera vez que la conocí no se comparaba a este nuevo encuentro.

Pensé que la había perdido aquella noche, pero la encontré de nuevo y no tenía pensando volver a alejarme de ella.

—Suelo tener ese efecto, sobre todo cuando estoy en la cama con mi esposo— casi me atracando con el trago de mi copa, es sucia y exquisita boca lograba provocar un rápido cambio de temperatura en el ambiente.

—Le queda bien ese vestido señorita Venus, le quedaría mejor la marca de mis dientes a lo largo de su cuerpo— le sonrio mostrando todos mis dientes. El peligro era tentador.

—Puede mostrarme luego de la fiesta, ahora debemos volver con nuestras familias— su boca pintada de rojo me hacia difícil la tarea, le cumplí todos sus caprichos a lo largo de los años y ella también me complació con los míos.

—Ellos no son tú familia Lenore, sólo quieren destruirnos— le dije, tuve razón en ese momento, nos alejamos de la pista de baile y me detuve por algunos minutos a admirarla, sus labios pintados de un carmesí intenso, el vestido plateado moldeando su cuerpo y su sonrisa socarrona de superioridad. Así era ella, una verdadera Diosa en toda la palabra.

—Cariño, este es un mundo cruel y estoy aquí pensando en sí rendirme. Y ahora quiero saber lo que se siente amar. Y ahora estoy esperando la tormenta, crecientes deseos de saciar los demonios. Este es mundo cruel para semejante pureza.— alejé todos los pensamientos que había tenido por años, y recité el pequeño fragmento que había guardo para ella.

—Y ahora estás recitando poesía en el medio de nuestro debut.— la chica sonríe entre mis brazos, la música lenta suena a lo lejos mientras nuestros cuerpos se balancean en un va y ven.

— Nunca habrá una chica como tú. Eres la única chica, tienes razón. Y al principio no vi eso, no vi la chica que eras, pero esa chica era incluso más increíble...de lo que jamás podría haber imaginado. Ella estaba aún más enferma y retorcida... de lo que yo jamás podría estar. Mataste a miles por mí, hiciste arder en llamas una mansión completa y me encantó. Te amo, Lenore Snake. Y nunca volveré amar a alguien— la honestidad en mis palabras y la brutalidad de las imágenes en mi cabeza hicieron mi declaración oficial.

Juego de malditos (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora