Lenore alias "Venus".
No sé cuánto tiempo ha pasado, o sí ya no estoy en el mundo de los vivos, lo único que sé es que este lugar no es el infierno. El golpe en mi frente escuece, la sangre seca tapa las gotas que amenazan con salir, el vestido blanco que cargo es diferente a todo lo que alguna vez usaría.
Parezco demonio disfrazado de un maldito ángel.
Mis pies se encuentran descalzos y atados a las patas de la silla en la que estoy sentada, mis manos atadas al espaldar de ella y mi cabeza con un montón de voces gritando a la vez.
Está oscuro, el lugar está en penumbras y el sentimiento de peligro es alarmante, sin embargo permanezco en silencio y observando con atención la única puerta en el lugar, por ella aparecen tres hombres seguidos de uno que conocimos en la fiesta.
"El infeliz de Richard."
"Maldito desgraciado."—Me alegro que estés despierta, me moleste mucho cuando llegaste a mis manos con ese golpe...yo soy el único que puede golpear ese rostro, ese rostro angelical... Ahahahah— sí yo estaba loca, Richar está el trible de loco que yo. Comienza a reír sin terminar la oración y de la nada un gran puñetazo llega a mi boca, partiendo mi labio inferior y haciéndome escupir mí sangre en sus zapatos.
No me quejo, no le doy la satisfacción de ver mi sufrimiento, escupo toda la sangre de mi boca y le sonrio.
—Pensé...— susurra para él mismo, hace algunas señas raras con sus manos y vuelve a reír como maniático— pensé que podías sentir dolor... veamos que tanto puedes sufrir antes de decir lo que quiero saber.
Otro segundo puñetazo llega a mi rostro, seguido de una patada sobre mi estómago que casi me tumba con la silla.
—¿Me dirás?
—No— sonrio lamiendo la cortada de mi labio.
—Bien. Denle otra vez— un golpe de algo pesado marca mi hombro, planea partir mis huesos hasta hablar.
No conseguirá nada.
Disfruta con cada golpe que sus hombres me devuelven, hasta que el cuchillo de su mano se encuentra clavado sobre mi pierna.
Malnacido...
Sonrio con más ganas mostrando todos mis dientes. Este maldito no sabe lo que le espera.
Gritar no es una opción, así qué cuando ellos ven que no grito con cada golpe, pasan a los implementos de tortura. Ricchard se acerca a mí como un León buscando a su presa.
—Voy a divertirme contigo— susurra sobre mis labios. Uno de sus hombres le pasa una nueva cadena, la diferencia es que estas posean púas. Las coloca en un espiral rodeando mis piernas, las púas de las cadenas se clavan en mi piel, rasgando parte por parte.
Cada vez se me hace más difícil no gritar, no poder arrancarle la cabeza y acuchillar su cuerpo, me están matando las ganas de verlo sufrir.
Un miserable gemido de dolor se escapa de mis labios, pero no lo escuchan y lo agradezco.
—Dime de una buena vez lo que necesito. ¿Aquella asquerosa familia sigue con vida?— una nueva ola de azotes llega a mi espalda cuando no le respondo.
—Señor, debe encargarse de otros asuntos— uno de los hombres que lo acompañan le grita desde la puerta, a una distancia prudente.
—Una hora más y voy. No me perderé una buena tortura— Richard vuelve a golpear mi espalda con el látigo y el hombre sale del lugar.
—No lograrás nada Richard. ¿No estás cansado de siempre ser el último?¿ De no conseguir lo que quieres? Hahahhah— me río frente a él como una maldita loca hasta que un disparo resuena en la habitación, agacho mi cabeza y puedo ver la sangre salir de mi pierna, por suerte solo es un roce.
"Ese maldito está cavando su propia tumba".
—Me iré. Pueden hacer lo que quieran con ella...
Oh no, no, no...Este imbecil no va a dejarme aquí, prefiero mil veces que me torture y que rasgue mi piel a ser violada por esos asquerosos hombres.
—¿Tan rápido te cansas? Pensé que durabas más torturando, que poco honor le haces a tu nombre— sonrio de lado con malicia cuando se voltea enojado.
—¿Eso es lo que quieres?¿Quieres ver como desgarro cada parte de tu piel?¿Quieres convertirte en mi saco de box?...¡Pues bien. Te daré lo que quieres!— sus gritos logran ponerme la piel de gallina, no sé que planea, pero sea lo sea no será bueno para mí.
—Pasenme los anillos...— habla despacio, uno de sus hombres le pasa ocho anillos gruesos, el se los va colocando uno por uno, sonríe cuando termina y manda a que me cuelguen del techo.
Cuando mi cuerpo se encuentra sostenido por las cadenas y mis pies a penas rozan el suelo, Richard comienza a dar golpe tras golpe por todo mi cuerpo, uno de esos golpes llega a mi boca y vuelvo a escupir sangre.
—Mi...er...da...— le doy la satisfacción de escuchar mi queja, escupo el resto de la sangre sobre el suelo y nuevo golpe llega, pero esta vez a un costado de mi rostro, me deja atontada. Mi vista se torna opaca y en menos de dos segundos pierdo por completo el conocimiento.
—No debiste provocarlo...— una voz angelical me trae de regreso a la realidad.
Según yo, ha pasado al menos una hora desde que quedé en negro. Una hora desde que Richard me dejó muerta.
—¿Quién eres?— trato de sonar fuerte, pero mi voz sale en un pequeño hilo lleno de sufrimiento, el chico evita mi pregunta, se dedica a curar mis heridas y escuchar mis quejidos a medida que pasa la esponja con alcohol.
—Richard te dejó en el borde del limbo pero sin llegar a tocar el mundo de los muertos, y tu sólo me preguntas mi nombre— el chico delgado sonríe con gracia, parece que todo lo que le digo le causa risa.
—Me las pagará todas...
—Dudo que puedas salir de aquí, yo no he podido desde hace cinco años— el chico me sonríe con tristeza, lo detallo bien y puedo notar un parecido a alguien de mí pasado.
—¿Cuántos años tienes?— la curiosidad pica en manos por confirmar si es verdad mi loca teoría o no.
—Tengo quince años— susurra terminando su labor.
"Tenías razón."
"Sabes quien es."El maldito de Richard fue responsable por la muerte de los padres de este chico, conozco su nombre y su apellido, sé quiénes es su madre y por supuesto que sé quién vendrá por él.
El chico me da comida y agua, me acompaña durante dos horas y luego de eso se va. A los cinco minutos vuelven los tres hombres y un Richard lo suficientemente molesto como para acabar con mi vida de una sola vez.
—Pierdes el tiempo si vienes a torturarme.
—Vine a confirmar que no estabas muerta, te tengo al preparado... espero que duermas vien— me deja con la duda, se ríe y me dispara en el brazo.
—¡Maldición!— le grito al sentir la bala dentro de mi piel.
Se ríe más fuerte, apaga las luces de la habitación y se va con sus hombres, dejándome colgando del techo y perdiendo la sangre que algún día le cobraré.
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Juego de malditos (+21)
Mystère / ThrillerDicen que los malditos no se enamoran, que los psicópatas no sienten el miedo, que en sus mentes el mal es el bien y que lo que tuvimos sólo fue imaginación. Portada hecha por @thais.darina 💜 #Sakura2022 #DreamWorldAwards2021 #AwardsAdam2021 #KANDS